Tras sobrevolar el perímetro de las charcas se decidió a bajar y camuflarse entre los carrizales.
Situada justo en medio de la foto, hay que afinar muy bien la vista para lograr divisarla entre los carrizos.
No podemos olvidar que la garza imperial, aunque suele verse todas las temporadas, es un migrante primaveral muy escaso en Asturias, con ejemplares contados y siempre aislados entre marzo y mayo. Los ejemplares que se ven aquí son seguramente los que se reproducen en la parte occidental de Francia y los Países Bajos.
En ocasiones permanecen más de un día, alimentandose y reponiendo fuerzas, pero su paso suele ser fugaz, parando tan sólo a descansar antes de dar el siguiente salto.