En ninguna de las manifestaciones a favor del juez Baltasar Garzón hay una sola bandera constitucional entre las innumerables de la II República, lo que indica que sus fans rechazan la democracia actual y desean volver al sistema iniciado en 1931 y concluido en 1939 tras una atroz guerra civil.
Garzón asiente complacido a los vítores de esos republicanos, unos pocos socialistas, muchos comunistas, y de formaciones ultraizquierdistas, los asamblearios de 15M y los demás movimientos antisistema.
Tras ser condenado a once años de inhabilitación por prevaricar al espiar las conversaciones entre los acusados de corrupción en el caso Gürtel y sus abogados, el mismo Garzón ha lanzado un violento comunicado que rechaza la Justicia española que antes decía representar mientras la ejercía a su capricho: ya es un antisistema más.
Los siete magistrados del Supremo que lo condenaron son de todas las ideologías. El ponente es de la asociación izquierdista Jueces para la Democracia. Fallaron por unanimidad que el sistema de instruir de Garzón vulneraba derechos fundamentales de los sospechosos y conducía al totalitarismo.
En tiempos de Franco un preso político compañero militante de este cronista encadenaba castigo tras castigo en la cárcel de Carabanchel donde purgaba una pena impuesta por el Tribunal de Orden Público.
Y un juez franquista hizo que destituyeran a uno de los jefes de la prisión porque espiaba las conversaciones del preso con sus familiares, base para aquellos castigos.
Hasta un juez franquista respetó en ese caso un derecho fundamental que rechazaba, como Garzón, el franquismo.
Esa izquierda deslavazada que va desde esos indignados del 15M hasta el PSOE, especialmente el que encabeza Carme Chacón, busca un líder carismático o un aliado, en el caso de la catalana.
Se busca al nuevo Caudillo Garzón para una república izquierdista radical, con tribunales populares asamblearios, sin jueces neutrales, la expulsión de la monarquía, y la vuelta a los años 1931-1939.
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SALAS