Gatillos rápidos. Hoy, hace 16 años. 24 de agosto de 2005

Publicado el 24 agosto 2021 por Cronicasbarbaras

Los policías que acribillaron en el metro de Londres al inmigrante brasileño Jean Charles de Menezes tenían el gatillo rápido. Más aún que la mujer policía madrileña que mató de un disparo, fortuito según los forenses, a un atracador peruano.
Menezes ha resultado ser inocente y desvinculado de los terroristas islámicos a los que perseguían los británicos. El peruano atracaba tiendas con una escopeta recortada, de esas que hacen agujeros como puños en sus víctimas.
Las democracias avanzadas, como la británica y la española, tienen una justicia estricta que investigará esas muertes y castigará a los agentes si han cometido un error, un delito o si los han ocultado, disimulándolos.
Pero en Brasil y de Perú algunas autoridades populistas quieren ganar prestigio entre sus ciudadanos y anuncian que harán sus propias indagaciones en los países donde ocurrieron ambos casos: Brasil envía una comisión de expertos a Londres, y Perú, otra a Madrid.
Que policías brasileños o peruanos examinen la labor de las autoridades británicas y españolas, al menos, sorprende: porque en sus países la justicia sí es frecuentemente sospechosa, y sus mafias policiales son mucho más peligrosas aún que sus sanguinarias bandas de delincuentes profesionales.
Para confirmar la afirmación anterior veamos las estadísticas: por cada 100.000 habitantes, en Perú hay 90 homicidios anuales y en Brasil 26. En España y el Reino Unido, la cifra es inferior al 0,9. La media en toda Europa es del 1,4.
Sería más útil que ambos gobiernos americanos mejoren las actuaciones de sus agentes, en lugar de lanzar demagógicas campañas de propaganda para hacer creer a sus poblaciones que la violencia policial en naciones europeas, sumamente legalistas y garantistas, es similar a la que ejercen sus propios policías en sus países. Es una trampa que los medios informativos americanos deberían desmontar.
Porque el problema de Latinoamérica es que la mayoría de la ciudadanía es víctima de una delincuencia generalizada, en la que los poderes públicos están frecuentemente implicados.
En Europa occidental, por el momento, hay pocos policías con gatillos rápidos, decenas de veces menos rápidos que en Brasil y Perú. Y los que cometen errores o injusticias, aunque los protejan sus jefes, terminan pagando sus actos gracias a una justicia básicamente limpia. O eso creemos.