Una visita importante
El pintor
Georges Croegaert nació el 7 de octubre de 1848 en Amberes, Bélgica, y estudió en la Academia de Bellas Artes de esta ciudad. Se dio a conocer por sus elegantes retratos de mujeres de la alta sociedad, que le proporcionaron una exitosa carrera. Sus cuadros fueron muy aclamados por la crítica, y los coleccionistas británicos y estadounidenses se los quitaban de las manos. Expuso regularmente entre 1882 y 1914 en el famoso Salón de París, ciudad a la que se trasladó en 1876 y donde falleció en 1923.
Empezó pintando bodegones muy detallados, aves, flores y algún que otro paisaje. Posteriormente optó por los retratos de jóvenes mundanas y burguesas en suntuosos ambientes, algo muy de moda entonces, especialmente a partir de los años setenta del siglo XIX y el surgir de la Belle Époque.
Cuadro de Andrea Landini
Descansando
Dos cardenales
Sin embargo, en un momento dado se dedicó a retratar a clérigos y formó parte de lo que se dio en llamar “arte anticlerical”. No fue el único, hubo otros tres pintores conocidos por sus cuadros anticlericales, los italianos Francesco Brunery (1849 – 1926) y Andrea Landini (1847 – 1935), y el francés Jean-Georges Vibert (1840 – 1902).
El cardenal y sus gatos persas blancos
Juegos de gatos
La pelota de cuerda
Además de su meticulosa atención por el detalle, sus vibrantes colores y su mirada irónica, Croegaert se distinguía de sus contemporáneos por otra razón, y es que en numerosos retratos de cardenales incluía a gatos, persas y callejeros sin distinción. Gatos mimados, desde luego, a menudo los mismos, como si estos gatos hubieran vivido con él y servido de modelo. ¿O pertenecían los gatos a los cardenales retratados? Si nos fijamos en los cuadros que hemos incluido, el cardenal que juega con la pelota de cuerda y sus gatos vuelve a aparecer con los mismos gatos en otro cuadro al lado de un servicio de café. El arzobispo que “descansa” con un gato en el regazo sigue descansando en otro retrato con el mismo gato. Lo que nos lleva a pensar que los clérigos posaban para el pintor a pesar de que sus cuadros eran considerados arte anticlerical…
La siesta
Las noticias
Las noticias (2)
Solo hemos encontrado otro retrato de un cardenal que incluya a un gato, obra de Andrea Landini. Ni en los retratos de Brunery ni de Vibert hay gatos, pero Landini añade algún perro faldero. Lo que no podemos dejar de mencionar es que el obispo de Miami en la época, Coleman Carroll, era un ávido coleccionista de las obras de Vibert, concretamente de sus retratos de cardenales.
Un momento juguetón
Pensativo
En realidad, después de fijarnos mucho en los once retratos de cardenales escogidos para ilustrar este pequeño artículo, los clérigos de Georges Croegaert no dan la impresión de ser caricaturas, sino más bien personas que viven muy cómodamente y que se lo toman todo con suma tranquilidad, disfrutando en su avanzada edad. Puede que haya una cierta socarronería por parte del pintor, pero no se le puede acusar de burlarse abiertamente de los príncipes de la iglesia. Y para terminar queremos recalcar el enorme interés que esos importantes personajes dedican a sus gatos (excepto cuando se han quedado traspuestos, claro). Por cierto, parece ser que todos leían el diario “L’Echo de Paris”, ya que incluso Landini lo coloca en manos de su cardenal.