Gatos y teatros del Reino Unido (y otros países)

Por Nazarinasociacion

Érase una época en la que cualquier teatro del reino que se preciaba se enorgullecía de tener un gato residente, e incluso dos. Pero, tristemente, la tradición ha ido desapareciendo poco a poco por diversas razones: se usan pesticidas y no gatos para atrapar a los ratones, grandes aficionados del vestuario y atrezo; las alarmas antirrobo son muy sensibles y detectan la presencia de un gato; las ordenanzas en torno a la higiene son cada vez más severas… Total, los mínimos ya no tienen cabida en los escenarios. Por ejemplo, durante los 21 años en los que se representó el musical “Cats” en el New London Theatre, ni la sombra de un gato de cuatro patas cruzó el escenario. Pero no desesperemos, todavía quedan.

Marzipan

Empecemos por el principio, con una lista de los más famosos y recordados. La mayoría son gatos muy británicos, aunque hemos encontrado algunos allende los mares, en Estados Unidos y en Australia. Y ya que estamos, encabezará la lista Marzipan, la gata del cine Astor, en St. Kilda, Melbourne, que murió en mayo de 2013 a los 21 años.

La muy lamentada Marzipan (cine Astor, Australia)

Era famosa entre los espectadores y muchos se fotografiaron con ella. Tenía la costumbre de pasear por la sala a oscuras durante las proyecciones hasta encontrar un regazo cómodo donde instalarse.

En Rome, estado de Nueva York, encontramos a Kallie, que figura como “Kallie T. Cat, exterminadora de ratones” en la lista del personal del cine. Su nombre es un homenaje a los hermanos Kallet, que encargaron la construcción del cine. Actualmente, su aforo sigue siendo de 1.788 asientos y abre sus puertas unas cien veces al año para proyectar películas mudas o clásicas, y prestar su escenario para conciertos de big bands y representaciones teatrales.

Boy Cat, el descarado (Albery Theatre)

Y ahora pasemos a Boy Cat, residente del Albery Theatre de Londres, que se hizo famoso por comerse el ramo de flores destinado a la princesa Margarita durante un estreno. Su compañera se llamaba Girl Cat. En otra ocasión, durante una representación de “Pigmalión”, Boy Cat cruzó el escenario, saltó al patio de butacas y se sentó en un asiento vacío.

Polly y Victoria residieron en el Apollo Victoria Theatre a partir de 1982, después de ser rescatados de una muerte segura por ahogamiento. Victoria falleció en 1992, y en junio de 1993 el nuevo director del teatro declaró que Polly no podía quedarse por razones de higiene. Se retiró al campo con el jefe de carpintería, pero murió atropellada a los pocos meses.

Pluto, el magnífico (Battersea Arts Centre)

Pluto es el gato negro del Battersea Arts Center desde 2011 y, como puede verse en su foto, se ha adaptado perfectamente.

El incomparable Beerbohm (Globe Theatre, actual Gielgud)

Uno de los gatos de teatro más famoso fue Beerbohm, que vivió casi veinte años. Se ocupaba de mantener a raya a los ratones del antiguo Globe Theatre, ahora el Gielgud, y descendía de un largo linaje de gatos de teatro. Tenía por costumbre cruzar el escenario durante las representaciones, llevándose los aplausos del público y sacando de quicio a los actores. Se dice que para la representación de “La casa de Bernarda Alba”, se esparció una capa de arena por todo el escenario y que Beerbohm estaba encantado de disponer de un arenero de semejante tamaño. Murió en Kent en 1995 en casa del carpintero con el que se había jubilado. Su retrato cuelga en los pasillos del teatro.

El nuevo Globe Theatre, una fiel reconstrucción de la época shakespeariana, abrió sus puertas en 1997 y un par de años después, la dirección acogió a dos gatos de un centro de rescate, Jack y Cleo, cuando un ratón cruzó el escenario. Sus nombres artísticos son Bruto y Porcia, nada menos. Incluso una cadena de televisión turca los ha filmado.

Osborne (Royal Court Theatre) en una representación de Las sillas, de Ionesco

Osborne, el gato del Royal Court Theatre, falleció en 2013 el día de Halloween después de ser adoptado por el teatro a finales de los noventa cuando hubo una plaga de ratones. Al parecer, mató a veinticinco en su primera semana de residencia.

Y no olvidemos a Misty, una gata gris con manchas que pasa gran parte del tiempo durmiendo en una caja llena de cortinas debajo del escenario del Strand Theatre sin inmutarse por el ruido de pasos, voces y gritos encima de su cabeza. Solo pudieron con ella las dos motos que entraban en escena durante la representación de “Buddy”, pero regresaba a su caja en cuanto se iban.

El Manchester Apollo tiene a Chess, un enorme gato blanco y negro que duerme en la taquilla del teatro, pero el Oxford Playhouse jubiló antes de tiempo a BC (Big Cat) por sus repetidas apariciones en el escenario y las bolas de pelo en los camerinos. El hecho dividió al personal de tal forma que el director de escena y el jefe eléctrico estuvieron un año sin hablarse.

Harry, alias Warren (Mercury Theatre, Colchester)

Por alguna razón desconocida, el gato del Mercury Theatre en Colchester tiene dos nombres. El verdadero es Harry, pero todos le llaman Warren.

Ambrose, el seductor (Theatre Royal, Drury Lane)

Nos falta mencionar a Ambrose, que protagonizó una gran historia de amor con una actriz en el Theatre Royal, Drury Lane. Ambrose llegó al teatro en 1974 durante las representaciones de “Billy”, protagonizada por Michael Crawford. Ambrose, que siempre iba de etiqueta, chaqueta negra y camisa blanca, disfrutaba enormemente saliendo a escena, lo que molestaba profundamente al actor. Parece ser que hubo amenazas, pero el personal del teatro se puso del lado de Ambrose.

Avis Bunnage formaba parte del elenco y se enamoró de Ambrose. Cuando la obra dejó de representarse empezó una correspondencia de doce años entre ella, Ambrose y la secretaria del teatro, Thora Tolson. En mayo de 1976 la actriz escribió: “No dejo de pensar en Ambrose, le echo mucho de menos. Si ve que se entristece, avíseme y espero que ‘ellos’ permitirán que me lo lleve…” En 1983 el gato enfermó, y en agosto de ese mismo año Avis Bunnage mandó un talón con estas palabras: “Les ruego que acepten esta cantidad para los gastos de Ambrose. Me haré cargo de todo lo que necesite hasta su recuperación”. Ambrose falleció en 1985, lo que entristeció profundamente a la actriz, que tenía entonces 62 años. Nunca hubo otro gato residente en el Theatre Royal.