Por mucho que la muerte me llame, si las gaviotas revolotean cerca, la vida viene y me invade
para aliviar mi condena.
si los pájaros sesgan mis cielos,
mis oídos nunca la oyeran.
Porque como un zigzag
la vida me invade y desprecia;asemejando fuerte a una playa
de olas indecisas e inquietas.
Y hoy mi casa,
que está sola y templada,entreabre su puerta al alba
y la cierra bien fuerte
cuando el sol no la ciega.
Llame pues a mi puerta
en vano la fría dama indiscreta,que sin reclamo ha de caer mi cancela,
cuando el fuego de la vida
no prenda.