Año: 2016
Editorial: Proust
Género: Novela
Valoración: Pasable
Mekronos, obra que traigo hoy, es una obra de fantasía juvenil con un buen aporte de ciencia ficción. Es lo que se viene conociendo de un tiempo para acá como ficción fantástica, concepto que me agrada especialmente desde que tuve conocimiento de su existencia al leer la más que recomendable Homo homini lupus.
Esmeralda, una joven universitaria madrileña, entra en contacto con Mekronos, una criatura de inteligencia artificial mitad ser viviente mitad ser virtual, que necesita cohabitar un cuerpo orgánico, preferiblemente humano. Desde ese momento, a Esmeralda se le abren las puertas de un mundo virtual tan amplio y complejo como el real, donde existen posibilidades casi infinitas y donde también se ocultan ingentes peligros.
Pues con Mekronos nos encontramos con una obra de planteamiento espectacular. No sé si se ha basado en cosas que ya existen o no (estoy un poco pez a lo que la red profunda se refiere), pero la autora ha creado un mundo virtual rico, complejo, variado, donde los usuarios acceden junto a sus avatares, en algo que nos recuerda remotamente a la serie Digimon. Estos avatares son inteligencias artificiales que forman asociaciones con sus usuarios (en el caso de Mekronos llega a haber fusión física) para poder viajar entre los distintos planos virtuales que van mucho más allá de internet. Lo dicho, una auténtica pasada.
Este triple mortal con pirueta y sin red narrativo, claro, tiene sus riesgos. El primero de ellos (y creo que el más importante) es transmitir toda esta información al lector sin que ello afecte al correcto discurrir de la historia. La autora lo sabe y se muestra preocupada desde el principio en tratar de ocultar los entresijos de Aicran (nombre de esta red virtual) e ir mostrándolos poco a poco. Sin embargo, es tal la complejidad de todo este mundo, son tantos los nombres y conceptos que hay que comprender (Aicran, Rea, Eden, Rosemary…) que resulta imposible no hacerse un lío. Ni siquiera el glosario del final sirve de demasiada ayuda (los glosarios del final deben estar para aclarar brevemente algunos nombres o conceptos, no para dar explicaciones largas y detalladas). Hubiera preferido una mejor explicación mejor dentro del cuerpo de la historia, creo que hay un buen puñado de oportunidades para hacerlo. Porque otra de las cosas de las que peca Mekronos es que todo va demasiado deprisa, como atropellado. No soy partidario de ir despacito y llevar de la manita al lector, pero considero que en obras con una complejidad argumental tan basta como esta, sí hace falta tomarse un tiempo a dejar bien claro qué es cada cosa y para qué está ahí. ¿Os imagináis que en Matrix Morfeo no se toma la molestia de explicarle concienzudamente a Neo qué leches ha pasado y qué rayos es ese agujero que tiene en la nuca? Pues eso.
Pero Mekronos no es solamente una historia sobre IAs y sus respectivos usuarios, sino que también pone el foco en temas como la amistad y el romance. Todo ello guiado por grandes dosis de acción. Esto lo convierte en un libro entretenido, donde no se para ni un instante y donde es fácil quedarse a la espera de más. Sin ser una novela extremadamente corta, se lee con bastante facilidad. Eso sí, recomendaría a su autora trabajar más los puntos de vista de los personajes a la hora de escribir las escenas de acción, ya que el narrador omnisciente no es el más adecuado para estos casos.
Y eso ha sido todo lo que tengo que comentar de Mekronos, un título que con sus defectos y sus virtudes es capaz de sumergir al lector en un mundo fascinante.
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