España se salvó de la Guerra Mundial y esa generación pudo florecer, dando lugar a la brillante edad de plata de la cultura y la ciencia. Los golpistas de 1936, desgraciadamente, se encargarán de que el país diera otra vez marcha atrás y volvieran los tiempos oscuros.
La exposición Generación del 14 de la Biblioteca Nacional de Madrid es oportuna e interesante. Incluso a sabiendas de que gran parte del núcleo central de la exposición está formado por personas y objetos que no se encuadran cronológicamente en la generación: son más bien precursores. Ni Leonardo Torres Quevedo (1852-1936), ni Santiago Román y Cajal (1852-1934), pertenecen por edad al colectivo. Si atendemos más al afán renovador que al biológico si podemos decir que sus anhelos eran similares a los científicos de la generación de Ortega (1883-1955): Julio Rey Pastor (1888-1962), Blas Cabrera (1878-1945), Juan Negrín (1892-1956) o Gregorio Marañón (1887-1960). La misma diferencia se da entre Joaquín Sorolla (1863-1923) y Juan Gris (1887-1927).
Es meritorio el propio complemento del título: ciencia y modernidad. Pinturas cubistas y obras de Sorolla conviven con objetos del laboratorio de Cajal o del de Automática de Torres Quevedo: la maquina algebraica, el telekino y el husillo sin fin (ya reseñado hace unos días). Todo un acierto: arte, ciencia, literatura y compromiso son inseparables.
La exposición ofrece la oportunidad de ver el boceto de Sorolla para el husillo sin fin, que forma parte del Retrato de Torres Quevedo para la Spanish Society de Nueva York. La deliciosa pintura se almacena en el Museo Sorolla de Madrid pero hay que aprovechar estas exposiciones para disfrutarlo. Resulta curioso que el pintor y el ingeniero matemático pusieran el husillo por detrás (para destacarlo sin obstáculos visuales) y los responsables de la exposición en su posición convencional.
G14. Ciencia y modernidad se puede visitar hasta el 28 de mayo de 2014.