Desde su implementación en la iluminación pública a finales del siglo XIX, la electricidad se ha convertido en un elemento clave para el desarrollo de todas las sociedades alrededor del mundo. Hoy en día utilizamos la electricidad para ejecutar casi cualquier actividad humana, ésta impulsa, por así decirlo, toda nuestra vida, realidad que es especialmente evidente en los países más industrializados.
Nuestra creciente dependencia a la electricidad es un indicativo de la modernidad que hemos alcanzado; sin embargo, este hecho representa a su vez un problema global. ¿Por qué se afirma esto? En la actualidad muchos países dependen de la generación termoeléctrica, la cual requiere el uso de combustibles fósiles contaminantes, como fuente primaria de energía, para generar electricidad; la cifra global de esta dependencia se ubica en torno al 42%. La generación termoeléctrica está presente principalmente en países con bajos recursos económicos, lo que dificulta la migración a otras alternativas más amigables con el medio ambiente.
El problema de la contaminación por la quema de combustibles fósiles se está agudizando debido al crecimiento de la población mundial. Según las proyecciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la población mundial alcanzará los 8600 millones de individuos en el 2030; la lógica indica que a mayor población mayor demanda energética.
La demanda energética eléctrica seguirá creciendo no solo por el aumento de la población mundial; tal como se indicó al inicio del artículo, las sociedades modernas son cada vez más dependientes de la electricidad. Como ejemplo, se puede acotar que el sector automotriz esta llamado a incorporar en las nuevas unidades la tecnología de propulsión eléctrica; esta iniciativa no es mala, todo lo contrario es muy buena, pero genera presión adicional, en cuanto a demanda eléctrica se refiere, porque los autos eléctricos requieren puntos de carga para su funcionamiento. En otras palabras, es un hecho que la población existente en la actualidad, sobre todo la que vive en las grandes ciudades, requerirá a corto plazo más energía eléctrica por individuo.
Queda claro que en los próximos años la prioridad es lograr que todos los países asuman una generación eléctrica comprometida con el medio ambiente. Ya muchos gobiernos han entendido la necesidad antes expuesta, en consecuencia están implementando políticas que favorecen el cambio. Entre los países que llevan la delantera, se cuentan: Portugal, Noruega, Costa Rica, Uruguay, Islandia, Lesoto, Dinamarca, Escocia, Suecia y Finlandia… sin duda alguna son el ejemplo a seguir!