Generosa amazona

Por Rocastrillo @roabremeloya

Después de una copiosa comida en un restaurante del centro de la capital, Wynie Smith y  EL TUITERO paseaban bajo el sol en dirección al apartamento de ella, en el Madrid de los Austrias. De repente, Wynie se detuvo en el escaparate de una heladería italiana y se quedó maravillada por el género que se divisaba tras las puertas de cristal. Sugirió a su amigo que entraran a tomarse un helado y él, solícito, abrió la puerta del establecimiento y la invitó a pasar con una dicharachera sonrisa.

    Mientras se decidía entre los diversos tipos de helados expuestos, miraba de soslayo a los dos guapísimos camareros, un veinteañero de labios rojos y ojos gatunos, y otro unos diez años mayor que se parecía a Mel Gibson en sus mejores tiempos.

   “No sé quién es más guapo de los dos, pero entre ellos y el calor que traía de la calle me estoy poniendo a cien”, pensaba Wynie para sus adentros al tiempo que levantaba la cabeza para pedir un panna cotta (de nata y caramelo) y sus ojos se chocaban con el océano turquesa que dibujaban los del veinteañero.

   -¡Qué guapo eres. Si te sigo mirando me voy a desmayar!, le espetó sonriente y en tono descarado.

    -No es para tanto, mujer. De todas formas, muchas gracias, contestó el joven devolviéndole la sonrisa.

    Entre bromas relacionadas con la belleza y el calor, que implicaron a Mel Gibson y aEl Tuitero, este último se decidió por un cucurucho de helado de chocolate cremoso. Tras el primer lametón soltó un sugerente “¡oh, es orgásmico!” y le pidió a Wynie que lo probara. Ella, emulando a Meg Ryan en la película “Cuando Harry encontró a Sally”,chupó lentamente el sabroso chocolate y empezó a simular un orgasmo con gestos y gemidos ante las risas de su amigo, los camareros y gran parte del público presente...

    La temperatura de Wynie y El Tuitero era bastante alta cuando entraron en la vivienda. Nada más cerrar la puerta empezaron a quitarse la ropa entre besos largos y profundos que los llevaron a revolcarse en la ancha cama momentos después. Seguían besándose, ella colocada encima de él, que acariciaba con sus dedos los pezones turgentes. Al sentir el falo erecto entre sus piernas, Wynie lo introdujo en su interior resbaladizo y cabalgó cual amazona, primero lentamente para seguir a galope tendido. La excitación del hombre crecía en cada una de las cabalgadas de la incansable amazona, que se excitaba y galopaba aún más fuerte al mirar el rostro extasiado de su compañero...

     Una imagen gráfica del placer con una claridad pocas veces contemplada...

    Sirvan estos breves titulares para definir el momento tal como me lo describió mi amiga Wynie:

    Calor. Una cama ancha. Un hombre. Una mujer encima. La cabalgada de la amazona. El gozo. La llegada al paraíso. El sueño.                                   

                                                                                                                   RoCastrillo