Genes y redes sociales

Por Oliva23

Hay que reconocer que los estudios de los profesores James Fowler y Nicholas Christakis, de las universidades de San Diego y Harvard respectivamente, no dejan indiferente. En una entrada anterior nos referimos a sus hallazgos sobre como se contagia la felicidad (ver aquí), aunque también son conocidos sus investigaciones sobre como se propagan a través de las redes sociales la obesidad o el tabaquismo. Ahora muestran en un nuevo estudio que la facilidad para hacer amigos y construir redes sociales amplias está influida por factores genéticos.
El diseño utilizado por Fowler y Christakis es uno de los más empleados en el campo de la genética de la conducta, el estudio de gemelos. Se trata de un método clásico que ya fue empleado por Galton en 1876, y que consiste en la comparación del parecido entre gemelos idénticos o univitelinos y gemelos distintos o bivitelinos. Ambos tipos de gemelos nacen en el mismo momento y suelen compartir experiencias prenatales y familiares, sin embargo, mientras que los primeros son genéticamente iguales, los segundos comparten aproximadamente un 50% de sus genes. Cabe esperar que si la herencia genética afecta a una determinada característica o rasgo conductual o psicológico los gemelos idénticos se parecerán más entre sí que los distintos. Es decir, la mayor similitud de los primeros no sólo será física.
Pues bien, el estudio, realizado sobre 1100 parejas de gemelos adolescentes, encontró que los gemelos idénticos tienden a ocupar posiciones similares en las redes sociales, algo que no ocurre con los gemelos fraternos. Así, los profesores diferencian entre dos tipos de sujetos, a grandes rasgos, aquellos que tienden a mostrar una gran sociabilidad y a situarse en el centro de amplias redes sociales (sujetos eje), y quienes, por el contrario se muestran menos sociables y son menos populares (sujetos periferia). Pues bien, el ser eje o periferia es algo que parece venir en nuestros genes. Entiendo que algunos lectores que hayan invertido una gran cantidad de dinero en que su psicoanalista descubra cuáles son las raíces de su introversión o timidez se sentirán incómodos ante estos datos. No obstante, pueden ver el lado positivo del asunto: aún están a tiempo de ahorrarse mucho dinero.
Hay un aspecto de estos resultados que requieren de explicación, ¿si la capacidad de construir redes sociales tiene un evidente valor adaptativo y contribuye a la supervivencia del individuo y de sus genes (proporcionando protección, información, recursos), cómo es que este rasgo no ha sido seleccionado y existen tantas diferencias individuales?
La respuesta la proporcionan los mismos investigadores cuando explican que la sociabilidad no siempre tiene que ser adaptativa, ya que su valor para la supervivencia dependerá de factores contextuales. Por ejemplo, ante una epidemia o pandemia, es evidente que aquellos sujetos que se mantengan en la periferia de las redes sociales tendrán menos probabilidad de contagiarse (Estoy seguro de que el lector atento encontrará más situaciones en las que la introversión puede venir muy bien: más tiempo para leer, para arreglar el jardín…). Ello explicaría el mantenimiento de esos rasgos conductuales, aparentemente desadaptativos.
Para terminar, me gustaría hacer referencia a las habilidades de Fowler y Christakis para vender su producto, a pesar de que estos afamados investigadores no aportan nada nuevo acerca de los procesos psicológicos que median la relación entre genes y construcción de redes sociales. Hace más de 20 años que existen datos que indicaban una heredabilidad importante de rasgos como la sociabilidad y la introversión, sin embargo, ningún estudio previo había tenido tanto impacto en los medios de comunicación. Debe ser que estos investigadores son sujetos ejes y los anteriores eran sujetos periferia.
¿No será que Fowler se asemeja a alguien famoso?
James Fowler ............................................. Kevin Spacey