Mientras el Gobierno del PSOE se lava las manos ante los abusos y atropellos cometidos por Marruecos contra el pueblo saharaui, los activistas Isabel Terraza y Antonio Velázquez se juegan la vida y remiten un video a youtube, en el que denuncian el “genocidio” que está llevando a cabo el régimen de Mohamed VI en El Aaún. Su mensaje no deja lugar a dudas, ni admite interpretaciones. La violación de los derechos humanos, políticos y culturales de la población civil saharaui es una realidad sistématica, que sólo se puede negar desde la hipocresía y el cinismo de quienes anteponen los intereses a los principios, tal y como hace Rodríguez Zapatero.
Los dos activistas que permanecen escondidos por temor a posibles represalias lanzan un llamamiento a Naciones Unidas y a Cruz Roja Internacional, a las que piden que intervengan para solucionar el conflicto. Sus palabras son bienintencionadas y les asiste toda la razón, pero el mundo ha dado la espalda al pueblo saharaui y se ha aliado con el opresor. Increíble, pero cierto. Marruecos no quiere testigos incómodos de sus actuaciones y por ello, tal y como hacen todas las dictaduras, ha vetado la presencia de observadores y medios de comunicación en El Aaiún.
En este sentido, el testimonio de Isabel Terraza y Antonio Velázquez adquiere todavía mayor valor. Gracias a su valentía y a su compromiso sabemos que policías y militares marroquíes entran con violencia en las casas de la población saharaui, torturan a sus habitantes y son muchas las personas que mueren como consecuencia de este maltrato. Ante hechos como éstos no cabe la equidistancia con la que el Gobierno Zapatero pretende lavarse la manos. No deja de ser curioso, al tiempo que indignante, que dos activistas, sin más recursos que sus ideas y su convicción, sean capaces de enfrentarse a Mohamed VI, mientras todo un Ejecutivo se arrodilla ante un rey feudal y un tirano.