En cuanto tenga la oportunidad, me gustaría volver a ver —y en mejores condiciones— tan excepcional espectáculo de la compañía extremeña de Cuacos de Yuste «Albadulake», de circo contemporáneo, nuevas dramaturgias y flamenco escénico, como se definen; y que ya vino al Gran Teatro de Cáceres en noviembre de 2019. Me lo perdí entonces. Este pasado sábado 21 vi de pie, y esquinado, Genoma B, una brillante y libre lectura de La casa de Bernarda Alba dirigida por la bailaora Ángeles Vázquez y el malabarista Antonio Moreno. Me avisó mi antigua vecina y teatrera F. el otro día, que este sábado, en el Foro de los Balbos, entre las actividades que promueve el Ayuntamiento de Cáceres para las noches de su agosto con Circo de Calle, y dentro de la programación de CácerES Cultura, iban a representar esa obra con entrada libre hasta completar aforo. Había quedado con una pareja amiga, A. y R., para dar un paseo después de cenar, y, afortunadamente, pospusimos el paseo porque nos quedamos a ver el espectáculo desde la balaustrada de la portada del Ayuntamiento. Lo vimos como los curiosos sin silla que hacen lo que pueden; pero aplaudimos hasta el final cuando ya se acabaron los saludos y la ardorosa A., que siempre se exalta con lo que le apasiona, se asomó al barandal para proferir vítores entusiastas a las actrices que ya estaban felicitándose entre cajas, y agradecidas por ver a una espectadora desgañitándose para bajar al ruedo y sacar a hombros a la que quisiese dejarse. Qué bien. Qué maravilloso espectáculo de malabares, de expresión dramática, de danza, de baile y de cante a costa del inmortal drama de Lorca. Y eso que supongo que tan sofisticado y complejo montaje tuvo que hacerse con las variaciones que impone el aire libre; pero el resultado fue magistral y encendido en una noche especial. Resulta admirable que se muestre un texto teatral de Lorca casi sin pronunciar ni una sola de sus palabras, y que, sin embargo, se identifique tanto con su duende infinito. Todo se basa en la utilización de un montón de recursos imaginativos, inteligentes y de ingenio. Un ataúd y un guitarrista que representan mucho, unos miriñaques que también, unos huevos bien movidos, como el robot teledirigido que hace de una Bernarda omnipresente, unos bailes bien ejecutados, acrobáticos a veces, todo un conjunto de propuestas escénicas que hace de este espectáculo algo muy diferente. Supongo que la B del título es la de Bernarda y que los genes están en Angustias (39 años), Magdalena (30), Amelia (27), Martirio (24) y Adela (20), de este «drama de mujeres en los pueblos de España», cuyo elenco, que tomo de la información publicada, no sé si fue el de la otra noche: Sandra Carrasco (malabarismo, hula-hoop), Noemi Martínez (flamenco y performance), Vivian Friedrich (rueda cyr, cuerda suave y baile), Ana Esteban (equilibrio, baile y voz), e Irene Acereda (percusión flamenca, baile flamenco y voces). En cualquier caso, todas estupendas. Por eso, la lástima de no haberlo visto bien y la necesidad improrrogable de volver a verlo. Una hermosura.