A veces nos encontramos historias de músicos con difícil explicación. Abundan las de artistas llenos de talento que, a pesar de escribir obras interesantes y con muchas posibilidades, no terminan de dar el salto a una discográfica y terminan por dejarnos una serie de trabajos conocidos sólo por unos pocos y quedando en el olvido. El músico del que hablamos hoy es un ejemplo prácticamente de todo lo contrario en cuanto a la primera parte pero similar en cuanto a la conclusión.
Geoff Smith es un musicólogo británico que, como ocurrió en el caso de su colega Michael Nyman, un día se decidió a componer música. Llegó a publicar un libro sobre la música contemporánea norteamericana en el que entrevistaba a figuras como John Adams, Laurie Anderson o John Cage. Apadrinado por uno de sus maestros, Gavin Bryars, Smith grabó un primer disco del que no tuvimos noticias hasta mucho tiempo después, gracias al éxito del siguiente, “15 Wild Decembers”. Ese segundo trabajo, que es del que vamos a hablar hoy, fue publicado nada menos que por Sony Classical, lo que suponía empezar desde muy arriba. Contaba, además, con la producción de un grande como Steve Nye, miembro de la Penguin Cafe Orchestra y con experiencia como ingeniero de sonido de artistas como Brian Ferry, Mott the Hopple, Kevin Ayers, Nektar, Frank Zappa, Ryuichi Sakamoto, Japan, Pete Townshend, The Cure o Clannad.
El estilo de Smith tenía cosas de Steve Reich o Philip Glass pero también un enfoque cercano al pop muy atractivo. Muchos lo compararon con el de los discos de This Mortal Coil y a nosotros nos parecía próximo al de Channel Light Vessel, el grupo de Roger Eno. Geoff Smith tocaba los teclados, magníficamente organizados en distintas capas de sonido gracias a un excelente trabajo de estudio y contaba con la voz de su pareja, Nicola Walker Smith quien cantaba fragmentos de textos de Emily Brontë, Percy Bysshe Shelley o John Keats entre otros. De hecho, el proyecto nace de un texto de Brontë al que Smith decide poner música. Es tal la atracción de aquellos versos que durante un año el músico se encierra a escribir y prácticamente no sale de su reclusión hasta completar las cinco canciones que, acompañadas de tres piezas instrumentales, integran el disco.
Geoff Smith y Nicola Walker
“The Last of England” - Basado en el poema “A Dirge” de Percy Bysshe Shelley, Geoff Smith compone una repetitiva melodía de piano (eléctrico) que evoluciona siguiendo los cánones habituales del minimalismo con variaciones muy leves en cada repetición. Comienza entonces a sonar la voz de de Nicola con un registro grave muy enigmático que no le impide ascender cuando la pieza lo requiere a los agudos más brillantes. El timbre es muy particular y a ello ayuda el despliegue en distintas capas de la voz en el estudio. Aunque la parte instrumental está interpretada al piano en su mayoría, hay algunos preciosos arreglos de cuerda que refuerzan en momentos puntuales el tema central. Un tema bellísimo, en suma, con un aire melancólico que veremos que es parte del estilo del músico británico.
“Six Wings of Bliss” - Hay muy pocas diferencias de estilo entre el tema que abría el disco y este segundo, que pone música a versos de “Remembrance” de Emily Brontë y algún otro poema sin título de la misma autora. Si acaso, aunque la estructura minimalista está ahí, podemos ver un enfoque más próximo al pop en algún momento.
“Possess Me” - El primer instrumental del disco es una veloz pieza de piano (múltiples pianos, deberíamos decir) que bebe claramente de las enseñanzas de Steve Reich. Vibrante, enérgica y dinámica, la composición tiene momentos de gran altura que justifican que un sello como Sony Classical pusiera su atención en Geoff Smith a pesar de su aparentemente corto bagaje hasta entonces.
“Fifteen Wild Decembers” - El corte que sirve como título al disco vuelve a poner música a versos de Emily Brontë (aunque realmente lo de “fifteen wild decembers” ya se mencionaba en el anterior “Six Wings of Bliss”). La pieza, bastante extensa, es parecida a las primeras del disco pero, a nuestro juicio, le falta algo de el encanto que aquellas sí tienen.
“The Rainpools Are Happy” - Segundo tema instrumental del trabajo. Se produce aquí un cambio de estilo. Si el primero podía verse como homenaje a Steve Reich, la influencia que nos parece más evidente aquí es la de Harold Budd. El piano con un sonido “líquido” deja notas muy espaciadas para construir un tema completamente ambiental. El oyente menos familiarizado con ese estilo lo encontrará, quizá, tedioso. A nosotros nos parece profundamente interesante.
“Speak of the North” - Llega el turno de John Keats y sus “Faery Songs” como inspiración del siguiente corte del disco. Se combinan ahora por un lado una construcción a base de varias pistas de piano esencialmente rítmico y el sello de la influencia de Reich con samples vocales como parte del entramado y por el otro la voz de Nicola, con su particularísimo timbre.
“To the Old Place” - Último instrumental del disco que se centra de nuevo en los pianos y que tiene un evidente corte minimalista. Se trata de una composición compleja, llena de variaciones y matices que se despliega a lo largo de casi 10 minutos recorriendo punto por punto todas las premisas del género.
“Summer's Last Will and Testament” - La canción que cierra el trabajo pone música al poema “A Year and a Day” de Elizabeth Siddal. No hay grandes diferencias con las anteriores canciones en cuanto a estilo o interpretación y ese es el único “pero” que le podemos poner al disco. Falta variedad, aun siendo conscientes del género en que se mueve.
A mediados de los noventa surgieron algunas fusiones muy interesantes entre corrientes clásicas y formatos, digamos, “mainstream”. Unas veces se trataba de los arreglos de canciones pop conformes a cánones más o menos vanguardistas, otras de acercamientos de músicos académicos a corrientes populares etc. Muchos de ellos tuvieron éxito. También fue una época en la que se abrieron paso voces diferentes, alejadas de las más convencionales dentro del pop y el rock por su timbre, su modo de interpretar, etc. Tendremos que hablar en algún momento, por ejemplo, de Mary Fahl con su grupo October Project de similares características vocales a las que aquí nos ha mostrado Nicola Walker.
De Geoff Smith no se supo mucho más. Grabó un disco más que algún día comentaremos poco después de “15 Wild Decembers” y nos llegan noticias de algún que otro trabajo muy reciente tras varios años de silencio pero no ha llegado aún a nuestros oídos.