Sostiene Corbin en su inencontrable El territorio del vacío que " En el curso de la década de 1830, mientras aumenta el interés que pintores, escritores y público prestan a las riveras, Charles Lyell, el fundador de la geología moderna, cada vez más asombrado del poder erosivo del mar, atribuye un poder esencial en el diseño de los valles. [...] Lo que lleva a resaltar hasta qué punto es artificial, excluir la investigación científica del campo de la estética. Hace ya mucho tiempo que los historiadores han detectado el carácter romántico de la aparición de la geología".
Y otra explicación, entre catastrofismo y continuismo: " La revolución francesa relanza el catastrofismo, que pensaba el curso de la historia del globo a través de episodios dramáticos. A la inversa, la geología moderna fija, sólidamente, el sentimiento de lo efímero, la conciencia de la relatividad de las cosas. Para las élites francesas de la monarquía censitaria, obsesionados por el deseo de regresar al momento anterior al cataclismo, la observación geológica se transforma fácilmente en meditación nostálgica. La ruina telúrica sugiere la del orden social quebrantado, minado por los inevitables asaltos del tiempo. Para el hombre de ciencia que comprueba el lento desgaste del móvil arrecife y prevé su lejana desaparición, en la playa está escrito el fin de los antiguos órdenes."