Georg Ferdinand Duckwitz

Por Spartako


Es de sobra conocida la heroica resistencia de la población danesa a la política antisemita de los nazis al ocupar su país. De los 8000 judíos que vivían en Dinamarca 7000, aproximadamente, lograron escapar gracias a la ayuda de sus vecinos daneses que les ayudaron a llegar por distintas rutas a Suecia. De aquellos que fueron arrestados y enviados a un campo de concentración muchos también lograron sobrevivir gracias a los funcionarios daneses que lograron persuadir a los alemanes para que no los enviaran a un campo de exterminio.
Muchas personas colaboraron para conseguir esta heroica hazaña y es justo reconocer el papel de todos, pero lo que es menos conocido es que fue un diplomático alemán el que después de hacer todos los intentos por la vía diplomática para evitar los arrestos y la deportación, dió aviso a personalidades de Dinamarca de cuando se iba a producir y negoció con las autoridades suecas para que los acogieran. Este diplomático se llamaba Georg Ferdinand Duckwitz y en este artículo quería hablar especialmente de él, porque en los territorios que ocuparon los nazis raras veces la gente intervino de alguna forma ante los arrestos, las deportaciones y los asesinatos, en ocasiones con la excusa de que eso no iba con ellos y en otras por miedo a las represalias asistieron a estos actos mirando para otro lado. Por eso, me parece más importante recordar a aquellos que, incluso jugandose la vida, como en el caso de este diplomático, ayudaron a los perseguidos por el terror nazi.

Pero empecemos por el principio. En 1940 los alemanes ocuparon Dinamarca. Ante la inutilidad de intentar una resistencia las autoridades decidieron la rendición y a cambio de una colaboración con las autoridades de ocupación consiguieron mantener en el trono a su rey Cristian X y su gobierno continuó funcionando y ocupándose de los asuntos internos del país. Ante los intentos de discriminar a los judíos afirmaron que en Dinamarca no existía un 'problema judío' y se negaron a realizar ningún acto contra ellos. Los nazis, para evitar problemas con las autoridades y la población de momento transigieron. Incluso cuando un pequeño grupo pro nazi atentó con bombas incendiarias contra la sinagoga de Coopenague las autoridades danesas respondieron multando y encarcelando a los responsables de estos actos y de la publicación que azuzó esta acción.
Para 1943 el retroceso de las tropas alemanas en todos los frentes empezaba a hacerse evidente, la derrota de Stalingrado, el avance en el Norte de África. Los actos de sabotaje de la resistencia iban en aumento y en agosto las autoridades nazis en Dinamarca dieron un ultimátum al gobierno danes para frenar las protestas y aplicar la pena capital a los saboteadores. El gobierno se negó a adoptar estas medidas y dimitió.


Duckwitz era a principios de los años 30 un hombre de negocios que se dedicaba a comerciar con los países Escandinavos. En 1932 se afilió al partido nazi como otros muchos  alemanes y trabajó con Alfred Rosember en el departamento de asuntos exteriores. Enseguida quedó desencantado ante el antisemitismo y la brutalidad del régimen nazi, pero continuó trabajando en la esfera oficial. En 1942  trabajó con Werner West, que organizó la Gestapo, trabajó como agregado naval en la embajada alemana de Copenhague y esta relación con West le permitió tener conocimiento de los planes de arresto y deportación de la población judía en septiembre de 1943.

Viajo a Berlín arriesgando su vida para intentar detener estos planes pero al no conseguirlo se fue dos semanas después a Estocolmo con el pretexto de discutir el paso de buques mercantes alemanes. Allí entró en contacto con el primer ministro para tratar que Suecia acogiera a los judíos daneses, la respuesta en un principio fue favorable, pero luego dijeron que solo lo harían si las autoridades alemanas estaban de acuerdo, temiendo la reacción airada de los nazis y que su país fuera atacado. Hicieron falta las presiones de algunas personalidades. Entre ellas el científico Niels Bohr, que al principio de la guerra se había refugiado en Suecia, y que era reclamado por los Estados Unidos para trabajar en el proyecto Manhattan, le prepararon un avión para partir rumbo a Estados Unidos pero se negó y amenazó con no irse hasta que las autoridades suecas anunciasen por radio su disposición a acoger a los judíos daneses, cosa que finalmente consiguió el 30 de septiembre.
 

Dos días antes Duckwitz se había reunido con el representante socialdemócrata de Dinamarca Hans Heftoft para ponerle al corriente de los planes de deportación. Heftoft avisó al representante de la comunidad judía, el rabino Marcus Melchior, y así la noticia se extendió a toda la comunidad poniéndose en marcha el plan de fuga en el que colaboró gran parte de la población danesa. Las rutas de escape y los medios usados fueron variados pero cuando en la noche del uno de octubre los nazis pusieron en marcha su plan encontraron los hogares y las sinagogas vacias, solo pudieron arrestar a un pequeño puñado cuando descubrían a alguno de los escondites donde se encontraban. Por su parte Duckwitz para no levantar sospechas sobre su papel en esta fuga volvió a sus labores oficiales en la embajada. Después de la guerra siguió trabajando en ese ministerio y de 1955 a 1958 fue embajador de Alemania Occidental en Dinamarca. El 21 de marzo de 1971 el gobierno de Israel le nombro 'Justo entre las naciones' , una distinción que solo hace a quienes defendieron con sus actos y valor a la perseguida comunidad judía, y lo incluyó en el Yad Vashen Memorial. Duckwitz murió dos años después.