George Plimpton: El hombre que estuvo allí (2):

Publicado el 13 febrero 2016 por David David González

   Entramos en un cuerpo a cuerpo. Me quedé sorprendido al ser apartado, cuando vi el brillo de la sangre en la camiseta de Moore. Parecía un poco alarmado. El torrente de lágrimas sin lugar a dudas lo desarmaba. Se adelantó y me envolvió en otro cuerpo a cuerpo. Me susurró al oído: Oye, respira, amigo, respira. Sonó la camana y me aparté de él hacia mi esquina, ansioso por sentarme.

Norman Mailer hablaba de Hunter Thompson con algo de desdén. Pensaba que era demasiado fácil complacer a los seguidores de Thompson. Era como jugar al tenis sin red. Los lectores de Thompson no tenían ningún interés en el evento -ya fuera la Super Bowl, la política o el combate por el título en Zaire-, sino solo en cómo afectaba el evento al autor. Así que, de hecho, la única cobertura que tenía que hacer Thompson era sobre él mismo: cuanto más desdeñara el combate y permaneciera alrededor de la piscina como una cuba y ensimismado en sus manías características (siempre que pudiera recordarlas y ponerlas por escrito), más les gustaría a sus lectores.
George Plimpton en El hombre que estuvo allí. Contra, diciembre de 2015.