Georges Méliès "la magia del cinema" me emocionó

Publicado el 11 junio 2013 por Srabsenta @srabsenta

La semana pasada acudí a CaixaForumpara ver la exposición sobre Georges Méliès sabiendo que me iba a gustar ya que contenía todos los ingredientes para que así fuera. Teatros de sombras, linternas mágicas, zootropos y otros cachivaches del pre-cine, autómatas, trucos de magia, dibujos, fotografía, fantasía y mucho cine.

Autómata de arlequín de finales del siglo XIX.- La Cinemathèque française


Disco de fenaquitoscopio con ilustraciones de monstruos, Reino Unido 1833 La Cinemathèque française

 La exposición me entusiasmó y superó todas mis expectativas. Mientras estaba allí, disfrutando de todo lo que había, pasaron muchas cosas por mi mente. Me acordé de Josep María Queraltó y el día en que lo entrevisté. También pensé en mis años de estudiante en la UB junto a profesores como Miquel Porter y Palmira Gonzálezque me inculcaron su amor por el cine y, especialmente, por sus inicios. Y no exagero si digo que en algunos momentos me llegué a emocionar viendo fragmentos de algunas de las películas que se conservan en la Cinémathèque française.
Sólo empezar la exposición encontré un teatro de sombras seguido de un montón de placas de vidrio para linternas mágicas, todas fascinantes. Pero mi sorpresa fue mayúscula al ver representadas un par de escenas tituladas “los poderes de Satán” y “la caldera del diablo”, de Habert y Hennetier (1860) que se conservan en la Cinémathèque y que hace escasos días me mostraron en twitter, sabiendo de mi afición a cosas como estas.

Los poderes de Satán.- La Cinemathèque française

La caldera del diablo.- La Cinemathèque française

Luego, investigando sobre el tema, he descubierto que forman parte de una serie de placas para linterna mágica que se conocen con el nombre de “Diableríasque se publicaron en París entre los años 1860 y 1900. En ellas siempre aparecen demonios, esqueletos y otros personajes fantásticos a veces en posiciones grotescas o realizando gamberradas impensables. Pero lo mejor de todo ha sido saber cómo fueron realizadas. Las figuritas esculpidas en barro y, posteriormente, fotografiadas con una cámara stereo para poder ser vistas a través de una linterna mágica.

Cartel para un sainete de magia en el Robert Houdin (1889)

Pero volviendo a Méliès, de él hay que saber que empezó en el espectáculo ejerciendo de mago en el Teatro Robert Houdin, del que fue su director hasta que descubrió el cinematógrafo Lumière y se enamoró de él. Le gustó tanto el invento que intentó comprar un prototipo a los hermanos Lumière pero ellos se negaron aduciendo que no había futuro para su invento. Méliès no se dio por vencido y acabó comprando un prototipo parecido a Robert William Paul que utilizó para construir una cámara a su gusto con la que filmó su primera película, “Partida de naipes”
 
Tras esa primera filmación llegaron otras y la fama con ellas, hasta que llegó el momento en que decidió montar un gran estudio de cristal en Montreuil para hacer de él una fábrica de sueños. Allí realizó la mayoría de sus películas, Viaje a la luna (1902) incluida. 

Escena del encuentro con los selenitas en "Viaje a la luna"

El estudio de cristal de Meliès.- Colección particular

Todo ese mundo de sueños y fantasía construido por Méliès se acabó yendo al traste por culpa de la guerra. Los hombres se fueron al frente y el resto de la población, angustiada por la situación que le tocaba vivir, fue perdiendo el interés por la magia del cine hasta que la guerra terminó y Méliès se arruinó. Entonces su única salida pasaba por deshacerse del estudio y sus películas. Y eso es lo que hizo en 1923. Se retiró del mundo del espectáculo e inició una nueva vida regentando la tienda de juguetes que su esposa (Jeanne d’Alcy) tenía en la estación de tren de Montparnasse. Allí estuvo Méliès,triste y amargado, hasta que Leon Druhot (director de “Cine Journal”) dio con él y lo devolvió a la fama. De esa época oscura de Méliès, alejado del cine, hay algunos dibujos en la exposición que me parecieron fascinantes...

Méliès y Jeanne d'Alcy en la tienda de la estación de Montparnasse (1930).- La Cinemathèque française

Así se sentía Méliès en su tienda de juguetes. Autorretrato (1930).- La Cinemathèque française

Mientras yo seguía emocionada con todo lo que veía no pude evitar pensar en Segundo de Chomón y en el gran trabajo de recuperación y restauración de sus películas realizado por la Filmoteca de Catalunya. Gracias a ello, hace unos años pude ver en el Festival de Cine de Sitges un gran número de ellas. Dicho esto, y dado que en Cataluña conservamos material de sobras sobre Chomón, sería bueno que alguien pensara en dedicarle una exposición.

Segundo de Chomón

Segundo de Chomón fue un personaje clave para la historia del cine aunque quizá no haya llegado tanto al gran público como sí lo ha hecho Méliès. Nació en Aragón (concretamente en Teruel en 1871) aunque pronto se instaló en Barcelona tras haber estado en Paris fascinado por el cinematógrafo Lumière. En Barcelona fundó la productora “Macava y Carro” y empezó a experimentar con los trucajes cinematográficos igual que, a su vez, hacía Méliès en Paris.
Chomón, igual que Méliès, era un genio con los trucajes para los que se servía de maquetas, sobreimpresiones, dobles exposiciones, algo de pirotecnia, animación fotograma a fotograma y coloración de películas a mano. Así conseguía resultados impresionantes como en “El hotel eléctrico” (1905)  en que unosturistas recién llegados se sorprenden de que las maletas se vayan solas a su habitación y alguien invisible les limpie los zapatos, los peine, los afeite y escriba una carta a los parientes que se han quedado en casa.
Sobre la coloración manual de películas debo decir que Chomón era experto y que tenía un taller especializado en Barcelona. De hecho, parece que desde este taller fueron coloreadas algunas de las películas de George Méliès, una de las cuales pordría ser “Barba-azul” (1902), como se indica en el catálogo de la exposición.
En esa época en que Chomón vivía en Barcelona los propietarios de la casa Pathé se fijaron en él y lo contrataron para realizar películas desde aquíhasta que, finalmente, se acabó instalando en París donde fue requerido para trabajar con directores como como Ferdinand Zecca y Giovanni Pastrone, para el que fue el segundo operador de cámara en "Cabiria”(1914) y el autor de los trucajes de la película.

Versión americana del cartel de "Cabiria" (1914)


En fin, que “George Méliès la màgia del cinema” es una magnífica exposición que pronto acabará. Exactamente el próximo 24 de junio. Me gustó tanto que, al salir, no pude resistir la tentación de comprar el catálogo, que es de donde he sacado la mayor parte de las ilustraciones de este post. Lástima que hoy me he dado cuenta que mi hija de 4 años ha ocupado su tiempo libre en pintar la portada del libro sin que yo me haya enterado.

Catálogo de la exposición