La dama no tuvo complicaciones para ingresar al edificio de la corporación Ischii por entre una de las ventanas de los pisos más altos que había quedado mal cerrada, sus habilidades casi felinas le permitieron colarse al amparo de la noche. Sabía muy bien a donde dirigirse, aunque no requería luz para moverse dentro de la intrincada red de pasillos, tenía a mano y prendida una linterna de pilas de baja intensidad. Se detuvo ante una puerta que abrió con la ayuda de una ganzúa de cerrajero profesional. Se trataba de la bodega destinada al archivo de expedientes. La mujer-gato se dirigió sin vacilar al cajón marcado con la letra G. Lo abrió y busco con agilidad un cartapacio en especial. Lo ojeo rápidamente y escogió una hoja escrita a mano por ambos lados. Con ayuda de la luz de la linterna se dispuso a leerla, era una carta bastante vieja fechada en mayo de 2025:
Si fuéramos personajes literarios, yo sería para ti lo que Moriarty fue para Holmes, pero tú te empeñaste en convertirnos en Romeo y Julieta. Desde el mismo instante en que nos conocimos sé que te diste cuenta de que yo era una impostora. Y no esperaba menos de ti. Solo las mentes más grandiosas nos emparejamos de ese modo. Y aun sabiendo que yo había intentado asesinar a tu novia, te empeñaste en mantenerme como tu amante, porque al comparar te diste cuenta de cuál de las dos era más mujer que la otra. Y admito que fuiste bastante bueno en tus maquinaciones, por casi cinco años mantuviste en secreto de todos lo nuestro. Hasta que me traicionaste y me tendiste una trampa para que me encerraran. Bravo don héroe. Lo que no calculaste es que una mente maestra como la mía nunca está sola, tengo aliados. Desde que tengo recuerdos soy consciente que yo era especial, me sabía que era superior a la masa de gente mediocre. Y admitámoslo cuando aparece un verdadero genio en el mundo, se aparece para cambiarlo todo. La sociedad actual vive enferma, por eso me hice asesina, fui tan buena en ello que llegue a ser parte de la más alta Jerarquía del Sindicato del Crimen. Todo lo que te ha pasado a ti en tu carrera policial, todos esos casos que resolviste exitosamente fueron creación mía. Siempre estuve detrás manipulando las cuerdas de tu vida. No soy una asesina cualquiera, fui yo la que una década atrás mato a los tres jueces del reality, ¿te acuerdas de eso? Yo me disfracé de payaso y los envenené a todos. Fue el caso que te catapulto a la fama y el éxito. Y desde el inicio siempre supiste que era yo, porque el crimen llevaba mi firma personal. Tener poder corrompe, pero aun así como humana perfecta también supe controlar eso, tú y tu noviecita de pacotilla están vivos porque así lo he decidido. Decisión que me trajo problemas también con las grandes cabezas de la mafia y el crimen. Ahora soy conocida como la asesina que en vez de matar a su víctima se enamoró de ella. No está mal. No estoy en este mundo para complacer a los buenos, ni para complacer a los malos. Estoy para complacerme a mí misma. Estoy por encima de la sociedad, por encima de la humanidad. Y en cierto modo, si te asesine. Asesine tu futuro. Si yo no hubiera intervenido, te hubieras casado con mi hija (mi hija adoptiva, por supuesto, Ja Ja), pero aparecí yo y supiste que era una hembra en todo sentido. ¿Y quién sabe? El león siempre devora a la gacela. Quizás un día yo aparezca disfrazada de monja o de anciana o de buzón de correo. Será lo último que vas a ver. Aún hay un precio por tu cabeza y nunca he permitido que un colega medio astuto se lleve ese honor. Eres mío en todo sentido, me perteneces nene. Y es mejor que sepas que no morirás de viejo ni de muerte natural Te quiero y espero verte pronto Georgina Para siempre tu amorosa archienemiga
Mientras leía el absurdo texto, la mujer-gato sin darse cuenta había derramado una ligera lágrima por el ojo izquierdo.
Ojeo otros documentos del expediente: fotos de gente descuartizada o despellejada, incluso había otra carta de respuesta firmada por Carbonell, escrita con la misma tinta y letra, varios exámenes médicos y otra de las hojas era una ficha técnica de datos que decía:
Nombre: Desconocido. Apellidos: Desconocidos. Edad: Desconocida. Sexo: Femenino
Alias: Georgina
Diagnóstico: Paciente con síntomas de psicosis y megalomanía
Internada por sesenta días y dada de alta
Paradero: U-731
Firmado: Dra. Zaida Orwell
La mujer-gato también reviso el cajón marcado con la letra O y descubrió que no existía rastro de esa doctora. Le pareció extraño, pero tomo nota mental, obviamente estaba siguiendo la pista a una persona muy desequilibrada, pues la gente que odia al mundo resulta en extremo peligrosa. Tomo fotos de los documentos con un teléfono celular. Volvió a acomodar todo de nuevo como estaba. Y sin hacer gesto alguno salió del edificio tal cual entro. Había descubierto información vital que se podía usar en el futuro. En su mente ya tenía un plan de acción a seguir. Y algunas lágrimas más le inundaron caprichosamente los ojos.
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