Quedémonos, por tanto, con cualquiera, que todas definen a un personaje apasionante, “caballero de fortuna”, surgido un siglo después del Cid Campeador castellano (1048-1099), y un siglo antes que Roger de Flor (1266-1305) -que estuvo al servicio de la Corona de Aragón-; como los condottieros italianos (guerreros de “oficio” al servicio de las ciudades-estado), entre los que destacarían con el andar del tiempo Gattamelata (1370-1443) y Colleoni (1398-1475).
GERALDO o GIRALDO, el “CID portugués”Moisés Cayetano Rosa...
Por Moisés Moisés Cayetano Rosado @MoisesCayetanoR
GERALDO o GIRALDO, el “CID portugués” Moisés Cayetano RosadoCuando escribo sobre las hazañas de Geraldo o Giraldo Sem Pavor, siempre me asalta la duda de cuál de las dos grafías poner.El guerrero “gallego-lusitano” al servicio del primer rey de Portugal, D. Afonso Henríques, conquistó entre 1165 y 1170 lugares tan significativos en la Raia/Raya como: Trujillo, Santa Cruz de la Sierra, Cáceres, Montánchez, Badajoz y Lobón por la parte española, y Juromenha, Evoramonte, Évora, Monsaraz, Moura y Serpa por la portuguesa. Y se convirtió en una especie de “Cid portugués”, por los servicios a su rey, su capacidad personal de conquista y por las desavenencias que tuvo con su señor -con destierro incluido-, así como el servicio que le presta para ganarse su favor.Su destino final vino a ser triste y envuelto en la leyenda, como su propia vida, de la que en otros escritos he hablado (http://moisescayetanorosado.blogspot.com.es/2013/09/geraldo-sem-pavor-un-personaje-de.html). Fue a morir en el interior de Marruecos, entre la ciudad de El-Yadida y Marrakech, degollado por orden del califa a cuyo servicio guerreaba, al parecer para luchar contra los almohades dominadores del sur de la Península ibérica. Según fuentes arábigas (cronista árabe Al-Baidak), se le interceptaron cartas secretas a D. Afonso Henriques, planificando la invasión de los territorios marroquíes donde estaba. El reputado investigador David Lopes (que ha traducido las fuentes árabes fundamentales), el profesor Torquato de Sousa Soares o José Hermano Saraiva, los historiadores de la Universidad de Évora Hermínia Vilar, Ana Cardoso de Matos y João Pereira o la arqueóloga Vanessa Galiza Filipe, Hermenegildo Fernandes de la Universidad de Évora y el mismo Dicionário de História de Portugal dirigido por Joel Serrão, le llaman GERALDO.Los historiadores extremeños Julián Clemente Ramos, José Luis de la Montaña Conchiña y Ángel Bernal Estévez -en “Extremadura, la historia”- también le denominan GERALDO. El cronista árabe Al-Baidak le llama GERANDO, nombre que el arabista Lévi-Provençal localiza como micro-topónimo en la región marroquí donde fue degollado.El historiador Tomás de Barros le denomina GERALDO GERALDES.El historiador árabe Ibn Caldense le llama GIRANDO.En cambio el cronista árabe contemporáneo de sus correrías Ibn Sâhib al-Salà le llama GIRALDO.La Choronica Gothorum -de finales del siglo XII-, el libro de linajes de D. Pedro, hijo del rey D. Dinis -siglo XIV-, las crónicas del siglo XVI (André de Rezende, Frei António Brandão), Os Lusíadas de Luís de Camões y buen número de investigadores portugueses (como Ângelo Ribeiro, Alexandre Herculano, Oliveira Martins, Tulio Espanca o José Piris Gonçalves) también le denominan GIRALDO. O españoles, como Eva Lapiedra, de la Universidad de Alicante. Y algunos GIRALDO GIRALDES (Manuel de Carvalho Moniz, de la Associação dos Arqueólogos Portugueses).Y que Praça do Giraldo se denomina la magnífica Plaza Mayor de su más importante conquista: Évora.
Quedémonos, por tanto, con cualquiera, que todas definen a un personaje apasionante, “caballero de fortuna”, surgido un siglo después del Cid Campeador castellano (1048-1099), y un siglo antes que Roger de Flor (1266-1305) -que estuvo al servicio de la Corona de Aragón-; como los condottieros italianos (guerreros de “oficio” al servicio de las ciudades-estado), entre los que destacarían con el andar del tiempo Gattamelata (1370-1443) y Colleoni (1398-1475).
Quedémonos, por tanto, con cualquiera, que todas definen a un personaje apasionante, “caballero de fortuna”, surgido un siglo después del Cid Campeador castellano (1048-1099), y un siglo antes que Roger de Flor (1266-1305) -que estuvo al servicio de la Corona de Aragón-; como los condottieros italianos (guerreros de “oficio” al servicio de las ciudades-estado), entre los que destacarían con el andar del tiempo Gattamelata (1370-1443) y Colleoni (1398-1475).