Mientras llega el juicio y se dicta sentencia pasarán muchos años. El indulto tardará en llegar. La élite no olvida a los suyos aunque a veces utilice a los que tropiezan para aparentar justicia. Aprieta, pero no ahoga, como Dios. Mira a Mario Conde y Alfredo Sanz, cada uno a su estilo, pero en la calle disfrutando de las rentas y hasta impartiendo lecciones de moralidad. Tendrás tiempo, incluso, de escribir un libro con tu experiencia, que es mucha.
De ser el representante máximo de los empresarios de este país has pasado a ser el vivo ejemplo de lo que muchos de ellos piensan que es ser patrón en España: especulador, charlatán, tramposo y ratero. Podrás explicar que así es fácil acumular una fortuna, con usura, explotando a los empleados, opaca al fisco y engañando hasta a quien duerme contigo en la cama. Describirás que muchos defraudadores creen que ese comportamiento denota una inteligencia excepcional para los negocios, cuando en realidad lo que evidencia es una inmoralidad y deshonestidad mayúsculas. En un arranque de franqueza, insinuarías que una mayoría no sigue tu ejemplo, no por ser más torpes que tú, sino por tener más dignidad y vergüenza. Pero inmediatamente la compensarías admitiendo que así son los negocios y que el mercado exige tiburones dispuestos a comerse el mundo. Y que hay dos bandos: los que tienen el dinero y los otros, una chusma de la que hay que defenderse a cualquier precio, y que por eso estás en la cárcel. Que tuviste mala suerte, eso es todo. Al final, puedes hacer como el rey y salir en la tele con cara de compungido: “me he equivocado, pido perdón”. ¡Quién sabe si volverás a construir un imperio! Ruiz-Mateos volvió a las andadas y parecía un marqués fantoche.
No te desanimes y ten paciencia, Gerardo. Es un trance pasajero. La cárcel para los ricos es como un hotel, te acomodarán en la más confortable y cerquita de tu casa. Entre la enfermería y los abogados, ya pronto disfrutarás de permisos que te permitirán seguir administrando lo que tengas por ahí, que ni el juez duda de que exista aunque carezca de pruebas. Más graves han sido otros delitos, como los de la Gürtel o Roldán, y ninguno ha devuelto un duro. Como mucho le han embargado un piso, ese que no dio tiempo de reescriturar a nombre de un testaferro. Lo importante es la salud: calma tu soberbia y cultiva la humildad. Evitarás las crisis de ansiedad. Verás cómo, antes de que te dés cuenta, estarás ajustando cuentas. Y no es una redundancia.