Me había prometido a mí misma (siempre son las promesas más importantes) que no volvería a escribir en este espacio hasta reconocerme entusiasmada por algo: alguna película, algún libro, algún anuncio de sopa instantánea... algo. Sin embargo, la vena autodestructiva ha podido conmigo y aquí estoy, rendida ante lo que puedo considerar un nuevo fracaso en mi selección de contenidos para este blog. Y voy a hablar mal de esta peli. Los odiadores, odiaremos. Avisados están, luego no me critiquen por ahí, que les conozco. O háganlo, casi mejor.Gernika #gernikathemovie, como llevo viéndola "hashtagueada" desde hace meses en espacios tan poco cinematográficos como Instagram o twitter, en los perfiles de las respectivas redes sociales de sus actrices protagonistas, que a María Valverde la sigo porque la chica sube unas fotos preciosas y a la Goenaga le compro anillos. Esto es así.Gernika, la película: su argumento nos propone varias historias y lo extraño es que esta menda no consigue conectar con ninguna de ellas. Digo que es extraño porque entro a verla con la curiosidad de saber algo más de Gernika que el famoso y terrible bombardeo que inspiró a Picasso, y llego al final con la sensación de haberme pasado toda la película esperando ese bombardeo, sin enterarme de nada más: ni de buenos, ni de malos, ni de amores, ni de guerra civil, ni de periodismo extranjero alguno. Nada.Y qué le vamos a hacer.Me salgo de la trama en cuanto me obligan a admirarme de las enormes capacidades políglotas de las actrices. No puedo hacer nada por evitarlo. Lucho contra ello pero me saltan del vascuence al inglés y de ahí al castellano y yo debería tocar con la mandíbula en la moqueta de la sala, supongo, quedarme patidifusa y murmurarle a mi amiga Laura "¡Hey! ¿has visto? ¡Qué bien hablan! ¡Qué pasada!" pero no. No lo hago.Que nadie me malinterprete (sé que es una tentación grande por aquí, pero no lo hagan, por favor) no es que tenga nada que decir respecto al dominio de las lenguas de una actriz española ¡todo lo contrario! Me alegro de que por fin se les entienda en el nuestro y en otros idiomas. No es un logro sino dos, sin embargo, cuando veo una película me gusta empatizar, sobre todo: creerme lo que me cuentan, entenderlo, dejarme llevar... soy así. No me importa si es en chino mandarín o en español, pero estar entretenida. Sólo pido eso.No ha sido el caso con Gernika.Y me había propuesto no hacerlo, pero he tenido que caer ¡mierda!Espero que a estas chicas al menos les haya servido al peli para ampliar y mejorar su CV de cara a futuros proyectos internacionales, de verdad que lo espero. Se lo merecen.Yo seguiré siguiéndolas en las redes y comprándoles anillos. No es poco.
Gernika. Koldo Serra, 2016
Résumé
Me había prometido a mí misma (siempre son las promesas más importantes) que no volvería a escribir en este espacio hasta reconocerme entusiasmada por algo: alguna película, algún libro, algún anuncio de sopa instantánea... algo. Sin embargo, la vena autodestructiva ha podido conmigo y aquí estoy, rendida ante lo que puedo considerar un nuevo fracaso en mi selección de contenidos para este blog. Y voy a hablar mal de esta peli. Los odiadores, odiaremos. Avisados están, luego no me critiquen por ahí, que les conozco. O háganlo, casi mejor.Gernika #gernikathemovie, como llevo viéndola "hashtagueada" desde hace meses en espacios tan poco cinematográficos como Instagram o twitter, en los perfiles de las respectivas redes sociales de sus actrices protagonistas, que a María Valverde la sigo porque la chica sube unas fotos preciosas y a la Goenaga le compro anillos. Esto es así.Gernika, la película: su argumento nos propone varias historias y lo extraño es que esta menda no consigue conectar con ninguna de ellas. Digo que es extraño porque entro a verla con la curiosidad de saber algo más de Gernika que el famoso y terrible bombardeo que inspiró a Picasso, y llego al final con la sensación de haberme pasado toda la película esperando ese bombardeo, sin enterarme de nada más: ni de buenos, ni de malos, ni de amores, ni de guerra civil, ni de periodismo extranjero alguno. Nada.Y qué le vamos a hacer.Me salgo de la trama en cuanto me obligan a admirarme de las enormes capacidades políglotas de las actrices. No puedo hacer nada por evitarlo. Lucho contra ello pero me saltan del vascuence al inglés y de ahí al castellano y yo debería tocar con la mandíbula en la moqueta de la sala, supongo, quedarme patidifusa y murmurarle a mi amiga Laura "¡Hey! ¿has visto? ¡Qué bien hablan! ¡Qué pasada!" pero no. No lo hago.Que nadie me malinterprete (sé que es una tentación grande por aquí, pero no lo hagan, por favor) no es que tenga nada que decir respecto al dominio de las lenguas de una actriz española ¡todo lo contrario! Me alegro de que por fin se les entienda en el nuestro y en otros idiomas. No es un logro sino dos, sin embargo, cuando veo una película me gusta empatizar, sobre todo: creerme lo que me cuentan, entenderlo, dejarme llevar... soy así. No me importa si es en chino mandarín o en español, pero estar entretenida. Sólo pido eso.No ha sido el caso con Gernika.Y me había propuesto no hacerlo, pero he tenido que caer ¡mierda!Espero que a estas chicas al menos les haya servido al peli para ampliar y mejorar su CV de cara a futuros proyectos internacionales, de verdad que lo espero. Se lo merecen.Yo seguiré siguiéndolas en las redes y comprándoles anillos. No es poco.
Me había prometido a mí misma (siempre son las promesas más importantes) que no volvería a escribir en este espacio hasta reconocerme entusiasmada por algo: alguna película, algún libro, algún anuncio de sopa instantánea... algo. Sin embargo, la vena autodestructiva ha podido conmigo y aquí estoy, rendida ante lo que puedo considerar un nuevo fracaso en mi selección de contenidos para este blog. Y voy a hablar mal de esta peli. Los odiadores, odiaremos. Avisados están, luego no me critiquen por ahí, que les conozco. O háganlo, casi mejor.Gernika #gernikathemovie, como llevo viéndola "hashtagueada" desde hace meses en espacios tan poco cinematográficos como Instagram o twitter, en los perfiles de las respectivas redes sociales de sus actrices protagonistas, que a María Valverde la sigo porque la chica sube unas fotos preciosas y a la Goenaga le compro anillos. Esto es así.Gernika, la película: su argumento nos propone varias historias y lo extraño es que esta menda no consigue conectar con ninguna de ellas. Digo que es extraño porque entro a verla con la curiosidad de saber algo más de Gernika que el famoso y terrible bombardeo que inspiró a Picasso, y llego al final con la sensación de haberme pasado toda la película esperando ese bombardeo, sin enterarme de nada más: ni de buenos, ni de malos, ni de amores, ni de guerra civil, ni de periodismo extranjero alguno. Nada.Y qué le vamos a hacer.Me salgo de la trama en cuanto me obligan a admirarme de las enormes capacidades políglotas de las actrices. No puedo hacer nada por evitarlo. Lucho contra ello pero me saltan del vascuence al inglés y de ahí al castellano y yo debería tocar con la mandíbula en la moqueta de la sala, supongo, quedarme patidifusa y murmurarle a mi amiga Laura "¡Hey! ¿has visto? ¡Qué bien hablan! ¡Qué pasada!" pero no. No lo hago.Que nadie me malinterprete (sé que es una tentación grande por aquí, pero no lo hagan, por favor) no es que tenga nada que decir respecto al dominio de las lenguas de una actriz española ¡todo lo contrario! Me alegro de que por fin se les entienda en el nuestro y en otros idiomas. No es un logro sino dos, sin embargo, cuando veo una película me gusta empatizar, sobre todo: creerme lo que me cuentan, entenderlo, dejarme llevar... soy así. No me importa si es en chino mandarín o en español, pero estar entretenida. Sólo pido eso.No ha sido el caso con Gernika.Y me había propuesto no hacerlo, pero he tenido que caer ¡mierda!Espero que a estas chicas al menos les haya servido al peli para ampliar y mejorar su CV de cara a futuros proyectos internacionales, de verdad que lo espero. Se lo merecen.Yo seguiré siguiéndolas en las redes y comprándoles anillos. No es poco.