DEJAMOS a nuestras familias con la tribu y volvimos a tomar el sendero de la guerra. Marchamos a pie con raciones para tres días. Penetramos en México por la frontera norte de Sonora y seguimos las montañas de la Sierra de Antúnez hasta alcanzar el límite sur del territorio. Allí decidimos atacar una pequeña aldea -ignoro su nombre-. Al amanecer nos aproximamos desde las montañas. Había cinco caballos amarrados en las afueras. Avanzamos con cautela, poco a poco, pero, poco antes de llegar hasta los caballos, los mexicanos abrieron fuego dede las casas. Mis dos compañeros resultaron muertos. Los mexicanos empezaron a surgir por todas partes; algunos iban montandos, otros a pie, y todos parecían estar armados. Aquél día me vi cercado en tres ocasiones, pero seguí luchando, dándoles esquinazo y ocultándome. A lo largo del día, varias veces, desde mi escondite, tuve oportunidad de apuntar con toda calma a varios mexicanos que, pistola en mano, andaban buscándome. No creo haber errado el blanco ni una sola vez.
Gerónimo. SOY APACHE. Traducción, Javier Lucini. Mono Azul Editora, Sevilla, segunda edición noviembre del 2009.