He sufrido mucho y he cometido muchos errores, pero he amado.
En primavera habrá anémonas, si pasas por allí alguna vez, coge una anémona y piensa en mí, piensa que es una palabra de amor que ha sido pensada pero no pronunciada.
La genialidad construye realidades evocando sentimientos convertidos en tonalidades. Tonalidades de grises que aparecen en la pantalla reflejo de sentimientos adormecidos, de pasiones dormidas, tal vez porque nunca despertaron...
Un paisaje de claroscuros, de luces y sombras, de estatismo pretendido, de gestos pausados, de un hablar sin mirarse, de miradas perdidas en la búsqueda de aquello que sólo se reconoce cuando se encuentra.
No hay mucho espacio para la luz en sus vidas, sólo instantes de claridad en una mirada. La mirada de una mujer que se sabe prisionera de unos sentimientos que son sólo sombras. Y esa mirada perdida, descubre aquello que anhela, aquello que ni siquiera sabía que era lo que andaba buscando.
Y cuando el amor aparece, la luz inunda la pantalla, y es entonces cuando ella mira a los ojos, porque ella se ve en su mirada.
Y para ella el desamor no es derrota, no hay derrota en haber amado. Es ese amor, luz en un universo de sombras, el que le muestra el camino de los lugares soñados, donde los sentimientos no duermen, donde las pasiones mueren porque antes vivieron, donde los silencios son poesía, porque son el lenguaje del alma.
Y ese amor que muere casi antes de haber nacido es su fuerza, que cual espada del guerrero, blandirá para vencer a sus fantasmas, fantasmas del pasado que la acosan, la persiguen, intentan retenerla. Pero no se puede retener con sentimientos tibios a alguien que conoció el amor, eternidad del instante convertido en infinito.
Eligió la soledad, no es cierto. Eligió el camino de buscar en su interior para encontrarse, de descubrirse y reconocerse más allá de otras miradas, en su propia mirada.
Es Gertrud, la mujer del "amor omnia"... El amor lo es todo...
Porque conoció el amor, renunció a la vida entre sombras. Porque fue en el amor donde descubrió su propia luz, esa que todos tenemos pero sólo algunos encuentran.
Sólo la sensibilidad de un genio, Dreyer, puede conseguir, con un juego de luces y sombras, retratar un alma...
Gertrud, retrato del alma de una mujer.