Gestión de las críticas: aspecto clave para triunfar (y ser feliz)

Por Falcaide @falcaide
Vivimos en tiempos VUCA (en inglés, Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo), pero hay cosas que no cambian ni van a cambiar, y una de ellas es que si destacas, la crítica es inevitable.
Ya lo apunta el sabio refranero popular: clavo que sobresale, martillazo que se le da. Paulo Coelho, uno de los personajes incluidos en Aprendiendo de los mejores 2 (Alienta, 3ª edición), también lo expresaba de esta manera: «Sé el mejor, pero prepárate para ser atacado. Sólo los mejores están a salvo». Es ley de vida. 
Hace algunos días en Instagram dejaba una publicación con estas palabras:
Si no te critican, o no aportas nada o eres invisible
Al resto de los mortales, le llueven críticas. El éxito no es gratuito y también tiene algunas consecuencias menos glamourosas como la crítica. Si tienes éxito, te van a dar palos. Cuando se está a tiro de todos, siempre hay alguien que dispara. Fíjate en cualquier persona de referencia de cualquier ámbito (música, política, empresa, deporte...), da igual lo que haga o diga, hay gente a la que no le gusta y desenfunda el arma y aprieta el gatillo.
La crítica no es agradable y es algo con lo que hay que aprender a lidiar, pero hay algo mucho peor: que nadie te quiera criticar. Asume que siempre vas a encontrar personas que te quieran cortar las alas. Por tanto, ante la potencial crítica, sólo tienes dos opciones:
1. RENUNCIAR A CRECER: ser lo más discreto posible, no destacar, no sobresalir. El resultado es estar en la media, ser uno más. Y si eres uno más, nadie va a pagar mucho por ti.
2. APRENDER A GESTIONAR LAS CRÍTICAS: que es, sin dudas, lo más recomendable (¿por qué renunciar a lo que uno quiere por miedo a la crítica?) y que entiendo que es la opción que tú también prefieres.
Asumiendo que te gusta más la segunda opción, comentamos algunas ideas que debes tener en cuenta como punto de partida:
1. No puedes gustar a todo el mundo. A todas la gente no le gusta el marisco, el vino, la playa o el fútbol. Lo mismo pasa con las personas o con nuestros comportamientos. Para gustos, los colores. Por tanto, no gustar es algo normal. No pasa nada. Según algunos estudios las personas hablamos siete veces más de lo negativo que de lo positivo. Vamos, que nos gusta dar caña y meter cizaña. Acostúmbrate.
2. La envidia nunca desaparece. Caín mató a Abel, así que esto de la envidia es tan viejo como la humanidad. Nihil novum sub sole (Nada nuevo bajo el sol). Además, la envidia se da entre las personas más cercanas: amigos, familia y compañeros de trabajo, que es con quien uno puede compararse. Se suele decir que «en la vida, cuando te va bien, los amigos se alegran; cuando te va muy bien, ya no tanto». Este tema es tan relevante que escribimos el Capítulo 21 en Tu futuro es HOY (Alienta, 6ª edición).
3. A la gente no le gusta que les recuerden sus miserias. Algo es mucho (poco) o bueno (malo) en relación a algo. Por eso, si destacas y sobresales sobre otros, es dejarles en evidencia o estar por delante de ellos, y eso no siempre agrada. A ellos les gustaría vivir lo que tú vives, pero a menudo, por cobardía o por pereza, sus resultados no pasan de normales, y en vez de asumir su situación (no hay nada peor para nuestro crecimiento que tenerle miedo a la verdad), prefieren atribuir los éxitos de otros a la suerte, el enchufe, la familia de la que viene o cualquier otro accesorio.  
4. Nadie te puede hacer daño sin tu consentimiento. Lo que te hace daño no son las críticas (las críticas son palabras, es decir, aire), sino tus pensamientos (interpretación) a esas críticas. Cuando alguien te enfada, te domina; cuando alguien te enfada,  internamente estás diciendo: 'Lo que tú piensas de mí me importa más que lo que yo pienso de mí mismo'. No puedes controlar las reacciones de la gente, pero sí tu reacción. Eso es una elección 100% tuya y depende de ti. Recuerda también las palabras de Neale Donald Walsch, autor de Conversaciones con Dios: «Mientras te preocupen lo que otros piensen de ti, les perteneces».
No puedes venirte abajo con las críticas. Las críticas ponen a prueba la confianza en uno mismo. Por eso, apuntamos 5 tips para aprender a gestionar las críticas:
1. Aprende a ignorar. Es algo que funciona de maravilla, no dar importancia a los ataques. Es una táctica que desconcierta, ya que al no echar más leña al fuego se da por concluida la guerra antes de que se inicie. Entrar a la batalla consume demasiada energía y tiempo. No olvides las palabras de Winston Churchill: «Nunca llegarás a tu destino si te detienes a arrojarle piedras a cada perro que te ladre».
2. Dale la vuelta a la tortilla. Sé inteligente y actúa a sensu contrario. Un proverbio árabe afirma: «Castiga a los que te envidian haciéndoles el bien». Hacer algo agradable por los que nos atacan desactiva sus ganas de seguir echando leña al fuego. Cuando te portas bien con alguien, se convierte en tu aliado. Comparte tweets o retuitea, dale me gusta a algunas de sus publicaciones, ponle en valor o invítale a algún evento, y verás cómo poco a poco la bilis se va diluyendo.
3. Ante todo calma. Respirar, hacer ejercicio físico o meditar ayudan a mantener el equilibrio emocional y la tranquilidad interior. Cuando estamos calmados y tranquilos con nosotros mismos, todo lo vemos de otra manera, miramos más hacia dentro y menos hacia fuera y relativizamos todo mucho más. Nos recuerda Heidemarie Schwermer que «meditar consiste en calmar los pensamientos que revolotean por nuestra cabeza». y su práctica permite «la conexión directa con el alma».
4. No hables de ti, sino deja que los resultados hablen. No emitas juicios de valor sobre tu persona, simplemente da difusión a tus logros. El resto es restregar a la gente los méritos, y eso genera enemistades gratuitas. Los resultados hablan por sí mismos, y no se discuten. Los resultados son hechos y no se pueden debatir. Cuando tus resultados te avalan, la credibilidad está ganada.
5. Construye una comunidad. El liderazgo exige poder, y el poder exige colaboración. Cuando las personas saben que tienes una 'tribu' que te apoya y defiende, se lo piensa antes de atacarte, porque saben que esa tribu saltará a protegerte si surge el caso. Y las comunidades se sostienen a base de dar y recibir, dar y recibir, dar y recibir. Para que una 'tribu' se mantenga debe existir generosidad y solidaridad entre sus miembros.
Para acabar, te dejo el siguiente párrafo extracto del libro El mundo cambia, ¿y tú? (Alienta, 2019) de Eva Collado Durán (@evacolladoduran) donde dice (Pág. 120 y ss):
«Sentirás la envidia si quieres progresar, ya sea en una organización, en el lanzamiento de un nuevo proyecto o en un emprendimiento. Saber gestionar la envidia y reconocerla, te dará el poder de controlarla cuando la sientas y el poder de esquivarla cuando aparezca a tu alrededor (…). Cuando alguien hace lo que sabemos que tenemos que hacer nosotros y nos somos capaces de hacerlo, debemos preguntarnos qué le está haciendo diferente a esa persona, por qué está logrando resultados y por qué está creciendo. Sólo a partir de ese análisis consciente y maduro podremos empezar a sacar ventaja que supone tener cerca personas de ese calibre. No podemos envidiar el talento. Si el compañero/a que tienes al lado te aporta y puede enseñarte, pégate y aprovecha la oportunidad que te brinda la vida con ello».
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