Gestión de los altibajos de la sobrecarga de datos

Por David Ormeño @Arcanus_tco

por Kyle Murray y Dominic Thomas

Vivimos en un mundo con muchos datos. De hecho, nos bombardea.

Las estimaciones sugieren que hoy en día obtenemos cinco veces más información que hace 25 años, y que procesamos tantos datos en un día -aproximadamente 34 gigabytes- como nuestros antepasados del siglo XV tendrían en sus vidas.

Tendemos a pensar en todos esos datos como una colección de números bastante fría y racional. Sin embargo, a nivel individual, la información que procesamos es a menudo bastante emocional.

Un ejemplo sencillo es el pesaje diario en una báscula de baño. Con aplicaciones modernas y escalas inteligentes, estos datos son recogidos y almacenados en la nube, listos para ser reportados al usuario en múltiples formas y en una variedad de marcos de tiempo. Sin embargo, para muchas personas es el número que ven cuando suben a la escala el que tiene mayor impacto.

Otro ejemplo es la capacidad de obtener actualizaciones en tiempo real sobre nuestro estado financiero. Ya no tenemos que ir a un banco para enterarnos de nuestros balances o leer el periódico para saber qué pasó en el mercado de valores. Los dispositivos móviles nos permiten recuperar estos datos en cualquier momento y en cualquier lugar. Podemos ver las fluctuaciones minuto a minuto en nuestro patrimonio neto.

Información que se nos envía

Incluso si no nos estamos acercando a este tipo de datos, se nos está acercando. Los medios de comunicación y los medios de comunicación social proporcionan notificaciones constantes que van desde datos económicos hasta encuestas políticas y resultados deportivos.

A medida que procesamos esta información, nos vemos afectados por ella. Los números sobre nuestra salud, nuestro estado financiero, nuestros equipos deportivos locales o eventos sociales y económicos globales tienen un impacto emocional en nosotros.

Hemos estado estudiando cómo nos hace sentir todo este procesamiento de datos y, en particular, cómo las organizaciones pueden comunicar mejor la información a los consumidores.

Por ejemplo, sabemos que cuando la gente ve los eventos en secuencia, el evento "pico" tiene una influencia desproporcionada en cómo se sienten acerca de la información. Lo que sugiere, por ejemplo, que lo peor de esos pesajes diarios es probable que se avecine más de un día promedio.

Del mismo modo, la última información - o el "final" de la secuencia - que la gente encuentra también tiene una influencia desproporcionadamente fuerte. Esto significa que nuestro observación de peso diario probablemente pondrá más énfasis en el último pesaje que en la tendencia (más importante) de su peso a lo largo del tiempo. Como resultado, es probable que su respuesta emocional a la dieta fluctúe tanto como su peso, y el impacto de ese mayor peso permanecerá en lo más alto de su mente.

O considere al inversionista que verifica regularmente el valor de su cartera. Sabemos que el valor actual y el valor más alto probablemente tendrán un efecto desproporcionado en cómo se siente sobre el éxito de su inversión y pueden influir en su toma de decisiones.

Esto podría muy bien llevar al error clásico de comprar alto (cuando está excitado por los recientes aumentos del mercado) y vender bajo (cuando está decepcionado con las caídas del mercado).

¿Dashboards al rescate?

Sin embargo, hemos encontrado que una interfaz de tablero en nuestros dispositivos o servicios de información - que presenta datos simultáneamente - puede mitigar el impacto de los eventos pico y finales. Los tableros de mando permiten a los usuarios ver la tendencia a lo largo del tiempo y realizar una evaluación más holística de los datos.

Para ilustrar la diferencia, volvamos al inversionista que observa su cartera diariamente. La ventaja de un tablero de mando que incluye toda la secuencia de fluctuaciones a lo largo de un período de uno, tres o cinco años proporciona una perspectiva de mayor nivel que los rendimientos del mercado diario.

Esto permite al inversor centrarse más en la tendencia general, en lugar de en los eventos pico y finales.

De manera similar, ganar o perder una o dos libras en la balanza en un día dado es un indicador menos útil de progreso hacia una meta que una tendencia en las fluctuaciones de peso que abarca meses o años.

Previene reacciones exageradas

En ambos casos, proporcionar una instantánea más holística de los datos reduce la probabilidad de que se ponga demasiado énfasis en uno o unos pocos eventos seleccionados.

Como resultado, es menos probable que nuestro inversionista reaccione de manera exagerada a las fluctuaciones del mercado a corto plazo o a un pico de mercado, y más probable que se concentre en el rendimiento de la cartera a largo plazo.

En la misma línea, es más probable que nuestro observador de peso dependa de la tendencia de los datos que de un solo evento, como un pico o un pesaje reciente.

En general, en un mundo de demasiados datos, encontramos que el uso de tableros de mando ayuda a las personas a evitar los sesgos comunes que se desencadenan cuando centramos demasiada atención en eventos recientes, o valores atípicos.

A medida que luchamos por gestionar el creciente flujo de información que se nos pide que procesemos, nuestros dispositivos y servicios de información pueden ayudarnos a diseñar interfaces de paneles de control que sustituyan o, al menos, complementen las notificaciones momentáneas.

Es un paso sencillo que puede facilitar la sobrecarga de información y, potencialmente, mejorar nuestra capacidad de utilizar los datos que tenemos para tomar mejores decisiones.