Gestionando ilusiones

Por Jesus Andría González @creaactividad

Decía mi admirado Paulo Coelho que "la posibilidad de realidad un sueño es lo que hace que la vida sea interesante".
 A la edad de mis dos hijos (unos muchachotes de 4 y 6 años) practicar su deporte favorito, el fútbol, y formar parte del equipo de su Colegio es todo un sueño. Para ellos es una gran ilusión poder jugar en torneos en los que participan equipos de otros Centros educativos de la ciudad y tener la posibilidad de imitar a sus ídolos. Claro está que esto le pasa a todos los niños y niñas que componen el equipo de "futbito" del Cole, todos/as quieren participar, demostrar su talento y a ser posible, marcar goles. Estamos hablando de un "equipazo" con alrededor de 15 integrantes, cuando sólo juegan cinco en la pista y en partidos que suelen durar entre 20-30 minutos, lo que hace sospechar que el banquillo se mueve bastante (hay muchos cambios). El encargado de gestionar tantas y tantas ilusiones es nuestro entrenador, Tony, un muchacho aparentemente tímido y reservado que tiene un don especial para hacerse entender con los niños y niñas de todas las edades (pues entrena a una amplia panoplia de niños y jóvenes desde infantil a ESO). Tony reune, en mi opinión, todas las cualidades de un gran educador: es observador, sabe escuchar, habla de forma sencilla y directa, valora el esfuerzo y la constancia, potencia virtudes en lugar de corregir errores, transmite valores de respeto por los compañeros propios y "rivales", pero sobre todo lo que más aprecio de Tony es su bondad y su saber hacer para tratar de contentar a todos/as y que nadie se sienta relegado/a por tener más o menos dotes futbolísticas.  He presenciado varios partidos del equipo de mis hijos, guiados por Tony, con otros colegios, y he comprobado como a Tony le da igual tener en el banquillo a sus jugadores más "figuras" mientras están empatando un partido y quedan pocos minutos. No le importa tener en pista a pequeños que a lo mejor aún no saben ni hacia qué parte del campo, en qué portería, tienen que marcar, o tratan de jugar la pelota con las manos. Para él lo principal es que todos se sientan importantes en el equipo y trata de hacerles ver a sus jugadores/as que lo importante es participar y disfrutar. Como él dice a sus pupilos, "ganar está bien, pero si se pierde no pasa nada". A veces el mismo empuje de los chicos y chicas más competitivos hace que se "piquen" con los jugadores del equipo contrario, y Tony siempre trata de influir en ellos/as para que haya juego limpio, y si la actitud persiste los sienta en el banquillo. Para Tony los jugadores que dan ejemplo son aquellos que, aunque no tengan grandes dones, se esfuerzan en los entrenamientos, son aplicados y respetan a los demás. Tony reúne grandes virtudes como persona y como profesional, y es una verdadera suerte que forme parte de la educación de mis hijos, que va mucho más allá de lo que convencionalmente entendemos como educación formal o reglada. Cualquier ocasión, pero especialmente, aquellas en las que están en juego las ilusiones, los sueños, las motivaciones y las metas de los/as niños/as son las más propicias para contribuir a su crecimiento como personas íntegras, y es eso, precisamente, a lo que se dedica Tony, con su generosa entrega a los más jóvenes. Muchas gracias Tony por hacer realidad los sueños de mis hijos.