Hace casi un año que me lo regalaron y lo dejé en estiva un tiempo –me gusta que los blancos cuenten con algo de guarda antes de probarlos- y anoche lo pusimos a prueba acompañado de un exquisita tortilla de patatas con cebolla y una ensalada muy sabrosa.
Mostraba un color amarillo ambarino, limpio y brillante. Con lágrima fina y un excelente aspecto visual. En nariz me sorprendió su complejidad aromática mixturando notas de caramelo (sí, leen bien), peras confitadas, cascara de limón con suaves herbales y un fondo como de flores que suele caracterizar a estos cepajes alsacianos. En boca resultó vibrante, lineal, con mucha frescura pero con un correcto equilibrio general. Sosteniéndolo en la boca tenía volumen y hasta una cierta textura grasa que lo hacía muy interesante. Si bien las notas cítricas son las que mandan, están bien acompañadas de un suave dulzor que nunca llega a ser goloso y que lo hace muy fácil de beber y disfrutar.
Una más que correcta factura y una muy buena pero arriesgada apuesta por una cepa muy poco común, y que cultivada en una región calurosa y soleada como el Bierzo tenía muchas probabilidades de fracasar, al menos en los papeles. Ya ven que el resultado es más que bueno, sobre todo si pensamos que su precio no llega ni a los 9€. RPC Muy buena. Lo volvería a comprar sin dudarlo.
Buena vida y buenos vinos,
Salutes, Rumbovino.
7 años difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable.