Han pasado ya unos años desde que Tamsyn Muir y la Saga de la Tumba Sellada se hayan convertido en un fenómeno. Servidor, que se esconde tras el teclado y como a veces le sucede, era reticente a su aclamación globalizada. Sin embargo… un día decidió leer la primera línea del libro: En el año miríadico de nuestro señor, ¡el diezmilésimo año del Rey Imperecedero, del bondadoso Príncipe de la Muerte!, Gideon Nav guardó en el equipaje la espada, los zapatos y sus revistas guarras y acto seguido se fugó de la Novena Casa, y todo cambio. Lo gótico se mezcla con lo contemporáneo, la fantasía más política le da la mano a la ciencia ficción más espacial, y en el medio, como un bebé, surge el universo de Gideon la Novena: oscuramente divertida, espeluznantemente horrible y misteriosamente trepidante. Todo el libro (primero de una tetralogía inconclusa) se lee como una extraña mezcla de fantasía, ciencia ficción, romance y terror que resulta brillante, (jodidamente) divertida y misteriosa que cumple — por una vez— con su blurb ofrecido: ¡Nigromantes lesbianas exploran un palacio gótico encantado en el espacio!
Gideon, tenemos que hacer un viaje
En algún rincón del universo existen nueve casas antiguas con nueve gobernantes y herederos expertos en diferentes formas de extraña magia apegada con la muerte. Lady Harrowhark Nonagesimus, heredera de la Novena Casa, especialista en las construcciones óseas y Reverenda hija, ha mantenido con vida a la Novena Casa. Un día, llega la noticia del Emperador Eterno de que cada Casa Leal deberá enviar un nigromante y su caballero (un guardaespaldas campeón) a la Primera Casa, el lugar donde se enfrentarán a una serie de pruebas para convertirse en los nuevos lictores del Emperador. Por supuesto, todo el mundo quiere conseguirlo, por lo que envían sus mejores nigromantes y caballeros a la mansión donde tendrán lugar las pruebas. La Novena, por supuesto, envía a Harrow, quién se lleva consigo a la reacia y novata caballera Gideon, quién ha intentado huir de la Novena Casa cientos de veces y con quién se lleva… a muerte. Sin embargo, una vez aterrizan en la Casa Caanan, la espeluznante mansión, todas las comunicaciones se cortan y dependerán una de la otra para sobrevivir.
Entre lo moderno y lo antiguo
Quizá una de las cosas que más hayas escuchado sobre Gideon la Novena es que usa memes y elementos del fanfiction como lenguaje. Y aunque es así, creo que describir el estilo de Tamsyn, o reducirlo a eso, es algo que puede echar a muchos lectores para atrás. La mayor parte del humor, que es siempre lo más complicado dentro de las novelas, está integrado en el estilo de escritura de Tamsyn, pero no forzado. Este efecto lo crea siendo la propia Gideon nuestros ojos y voz. Y aunque es verdad que esta escrito con un lenguaje moderno, que cae en muchos coloquialismos contemporáneos y a veces da referencias fuera de contexto, es reduccionista memeficarlo. Simplemente Gideon es una niña que se ve en medio de horrores indescriptibles que desconoce mientras la tratan como a una caballera heroica (que no es) de acción en un lugar de lo más siniestro. Sin embargo, su voz, es la que nos revela su verdad, y también, la que nos acerca más a la historia con su irreverencia y efervescencia (casi) adolescente. Y con ella, la construcción de un tropo familiar como el enemies to lovers, que funciona a las mil maravillas y resulta profundamente satisfactorio.
Un misterio de habitación cerrada
Quitando todos los adornos que rodean al universo de Gideon la Novena, y todos los personajes que pertenecen a cada casa y a cada familia, el meollo principal de Gideon la Novena es un misterio de habitación cerrada ambientado en un planeta aislado y un castillo tan decadente como retorcido. Enterrados en el están un conjunto de laboratorios de ciencia nigromántica, repletos de pruebas y monstruos. Y por ellos, nuestras dos protagonistas, deben circular, con sus vestimentas negras y rostros pintados de calaveras mientras las maquinaciones políticas entre las diferentes casas tienen lugar. Alianzas, traiciones y estrategias van tomando forma según pasan las páginas de Gideon la Novena. Asesinatos misteriosos, temibles criaturas y descubrimientos se configuran ante nuestros ojos. A través de Gideon vamos descubriendo estos escenarios salvajes y macabros, aprendiendo y descubrimiento como funciona la política de su universo y como va — un poco— eso de la nigromancia y todas sus vertientes.
Claustrofobia y confusión
Quizá hayas leído también algunas críticas sobre Gideon la Novena que decían que era un libro muy, pero que muy, confuso. Estoy en parte de acuerdo… pero también en que es parte de su encanto. El mundo y los personajes tienen demasiado gancho como para no dejarte llevar y todo acaba, más o menos, tomando cierta forma aunque no lo entendamos del todo. La información está distribuida con un ritmo deliberado y extraño, pero Muir sabe guiarnos con mano firme y nos sumerge en un mundo rico y detallado del que aún queda mucho por descubrir. Gracias a la voz socarrona de Gideon, la exposición nunca llega a ser abrumadora y proporciona lo suficiente para reconocer la esencia de lo que está sucediendo en el momento dado. Es decir, todo parece muy extraño y lioso (y repleto de personajes), pero Tamsynn te da lo esencial para que disfrutes del viaje. La acción se concentra en una especie de pruebas —cada vez más tortuosas— que sirven tanto para engancharnos al dúo que forman Gideon y Harrow, como para comprender algunas funciones básicas de la magia nigromántica, la religión y la política que rige toda su mitología. Disfruta de las batallas nigrománticas, prepárate para reír con las salidas de tono de Gideon y ten a mano Harrow la Novena, por que ese final, lo pide a gritos.
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