Los giglis me los había traido este verano una amiga de su escapada italiana. Nunca los había preparado. Una rápida búsqueda por "San Google de todos los Santos" me aconsejaba utilizar una salsa cuya base fuera el tomate. Pero no, no quería eso, así que me puse a pensar. Aclaro que la búsqueda "googleliana" sirvió para descubrir que este tipo de pasta procede de Florencia y se trata del símbolo de la ciudad, es un lirio. Para que luego digan que no se aprende por Internet.
Quería ingredientes con sabor y con color, con cambios de textura y tenían que convertirse en amigos de las anchoas, que era el primer ingrediente en el que había pensado. Aprovechando una escapada al mercado, todas las dudas se disiparon y poco a poco el resto de ingredientes venían a mi, me encontraban, no era yo la que los buscaba.
Cojo unos ajetes tiernos y unos deliciosos tomates cherry en el puesto de verduras y justo casi enfrente está el puesto de aceitunas. ¿De Marruecos? ¿Kalamata? ¿O esas con hierbecitas? No sé que hacer, el caso es que me apetece volver a saborear las marroquíes. No lo dudo me llevo unas cuantas y aprovecho para cargar con otros caprichos. ¡Si es que no puede ser!
El color ya lo tengo: rojo, negro, verde, amarillo ... El sabor también. ¡Quiero contraste de texturas! Estoy pensando en los frutos secos. ¿Almendras? Podría ser, ¿hay algo más mediterráneo que unas almendras?
Ya en el puesto de los frutos secos cambio de opinión. En el último momento. ¡Quiero nueces! Y con mis nueces me vuelvo a casa. Las anchoas ya las tengo, recuerdo gastronómico de una de mis escapadas de verano.
Me pongo a cocinar, y a escuchar música. Música que combina con los acordes que producen los chisporroteos del aceite en contacto con los ajos tiernos. Más tarde con las nueces. El resto de ingredientes no se cocinan.
¡Cómo huele! El plato está listo antes de tiempo, aunque si por mi fuera comenzaría ya a comer. Hay que buscar una solución para que mantenga la temperatura unos minutos.
La solución la tengo. Pongo el horno a 90ºC simplemente para mantener el plato caliente. Me muero de ganas de utilizar las fuentes de vidrio que me envió Pyrex por haber ganado el concurso. Escojo la más grande. Las asas me permiten manejarla cómodamente y el vidrio transparente hace que hasta la pasta se vea más brillante. No importa si algún gigli o la salsa se pega, porque es resistente a las rayaduras. Y luce tan bien que se puede sacar directamente a la mesa.
Y a vosotros, ¿no os está apeteciendo un plato de estos Gigli?
COCINAR TRADICIONAL
INGREDIENTES:
- 400 gr. de Gigli o de otro tipo de pasta similar
- 10 ó 12 Ajos Tiernos
- 12 Anchoas
- 12 Tomates Cherry
- 75 gr. de Nueces
- 125 gr. de Aceitunas Negras tipo Kalamata, marroquíes, con sabor
- 4 Cucharadas de Salsa de Pesto Concentrado (Ver receta)
- 75 cc de Aceite de Oliva Virgen Extra
ELABORACIÓN:
- En una olla con abundante agua poner a hervir la pasta siguiendo las instrucciones del fabricante.
- Cortar los Ajos Tiernos en rodajitas. Verter el aceite en una sartén grande y saltearlos hasta que tomen color.
- Justo en el último momento añadir las nueces troceadas, que no picadas, y saltearlas un par de minutos.
- Echar unas cuantas cucharadas del agua de hervir la pasta en la sartén y remover. Así se formará una salsita despegando los aceites tostados del fondo de la sartén.
- Cuando la pasta esté lista, no pasarla a un escurridor. Agregarla a la sartén con ayuda de unas pinzas o un cazo de estos que llevan agujeritos y que sirven para servir espaguetis. De esta forma añadimos la pasta a la sartén sin agua pero sin que esté completamente escurrida.
- Saltear y remover un par de minutos. Al cocinar así la pasta, quedará con más brillo, más jugosa y sin necesidad de mucho aceite. Verter en una fuente tipo la de Pyrex que yo he utilizado.
- Disponer por encima las anchoas, los tomatitos cherry cortados a cuartos, las aceitunas y unas cucharaditas de salsa pesto.