Y no podía terminar mi recorrido por Gijón sin mencionar la parte que a mí más me gusto de la ciudad, Cimadevilla. Se trata de la parte más antigua de la ciudad, donde al margen de visitar las termas se pueden ver las murallas y terminar en la plaza Mayor disfrutando de una agradable sidra. Por supuesto no dejéis de ver una puesta de sol en la parte más alta del Cerro de Santa Catalina, que se encuentra coronado por la escultura Elogio del Horizonte, del autor Eduardo Chillida.
Hace unas semanas estuve en Gijón y me encantó porque tiene multitud de lugares de ocio para toda la familia con diferentes precios que se adaptan a todos los bolsillo. Os contaré los que visitamos nosotros, pero hay muchos más que puedes descubrir si pasas varios días.
El lugar que más me gusto fue el Acuario, aunque el precio puede ser un poco elevado, ya que cuesta 15 euros la entrada por adulto y 7,50 euros por niño a partir de tres años, la verdad es que para mí mereció la pena. Está muy bien conservado y aunque es un poco pequeño tiene gran diversidad de especies y si vas con niños pequeños seguro que les encantará ya que al no ser muy grande no sé les hace pesado, pero a la vez les llamará la atención los diferentes peces. Por poner un ejemplo a la mía le encantaron las tortugas, los tiburones y las mantas. El acuario se encuentra en la playa de Poniente y por el Paseo Marítimo te encuentras diferentes flechas que te indican fácilmente el camino.
Otra visita imprescindible de Gijón sobre todo para los amantes de las plantas es el Jardín Botánico de la ciudad, se encuentra enfrente de la Laboral de la Ciudad, un edificio precioso que recomiendo que veáis. Pero continuando con el jardín botánico la entrada cuesta 2,90 euros a los adultos y gratis los niños menores de 12 años. Es un agradable paseo en el que encontraréis multitud de especies, además podéis llevaros la comida y degustarla en los bancos o en la zona de los niños. Esto fue lo único que me decepcionó un poco, ya que aunque es bonito simplemente cuenta con varios toboganes y un arenero, considero que podrían tener algo más para los pequeños de la casa. Realizan visitas guiadas de dos horas con el precio de la entrada, eso sí hay que llamar con antelación.
Si os pilla en domingo también os aconsejó que visitéis el mercadillo-rastro que celebra en las inmediaciones del estadio de El Molinón. Hay multitud de productos como ropa, zapatos, comida…, así que seguro que encontráis algo a buenos precios. Justo enfrente de donde se celebra el mercadillo se encuentra el Museo del Pueblo de Asturias, donde poder ver varios horreos típicos de Asturias, los refugios de los pastores llamados chozos, un llagar de sidra, una panera, aperos agrícolas… Además, cuenta con un merendero donde se puede comer tranquilamente. La entrada cuesta 2,90 euros, lo bueno es que los domingos los museos de Gijón son gratuitos así que os los podéis recorrer. A nosotros con la peque sólo nos dio tiempo a este, pero también podéis ver Museo del Ferrocarril, los museos arqueológicos o los museos de Bellas Artes.
Y no podía terminar mi recorrido por Gijón sin mencionar la parte que a mí más me gusto de la ciudad, Cimadevilla. Se trata de la parte más antigua de la ciudad, donde al margen de visitar las termas se pueden ver las murallas y terminar en la plaza Mayor disfrutando de una agradable sidra. Por supuesto no dejéis de ver una puesta de sol en la parte más alta del Cerro de Santa Catalina, que se encuentra coronado por la escultura Elogio del Horizonte, del autor Eduardo Chillida. Para alojarse nosotros estuvimos muy cercad del acuario en el Hotel Gijón, un alojamiento de tres estrellas a buen precio y en el que no se puede pedir más, muy buena ubicación, buena limpieza y muy agradable la gente que trabajaba allí. Además, el bar es sensacional siempre ponen tapa con la consumición y sus montados están de lujo.
Y no podía terminar mi recorrido por Gijón sin mencionar la parte que a mí más me gusto de la ciudad, Cimadevilla. Se trata de la parte más antigua de la ciudad, donde al margen de visitar las termas se pueden ver las murallas y terminar en la plaza Mayor disfrutando de una agradable sidra. Por supuesto no dejéis de ver una puesta de sol en la parte más alta del Cerro de Santa Catalina, que se encuentra coronado por la escultura Elogio del Horizonte, del autor Eduardo Chillida.