Estas humildes pero admirativas entradas sobre Chesterton y su Padre Brown van dedicadas a nuestro amigo Alejandro, de Venezuela, que no hace mucho ha descubierto a este maravilloso autor y su personaje y cuya amistad, a través de su excelente blog, me honra y la agradezco en grado sumo. Así pues, estas entradas sobre el P. Brown han sido escritas especialmente para ti, Alejandro. Espero que te gusten.
Y, para ser más exactos, aún podríamos afirmar que el personaje del curita aparentemente distraído y astroso no nació en 1910, sino un poco antes, puesto que, según confesión del propio autor, estaba basado en una persona de carne y hueso: el Padre John O'Connor, sacerdote católico irlandés.
En la excelente biografía de Chesterton escrita por Joseph Pearce (G. K. Chesterton. Sabiduría e inocencia, Encuentro Ediciones, 1998) podemos encontrar algunas referencias interesantes sobre ambos personajes y su amistad. En febrero de 1903, O'Connor había escrito a Chesterton para expresarle su admiración: "Soy un sacerdote católico y, aunque creo que no es usted muy ortodoxo en algunos detalles, en primer lugar quiero darle las gracias de todo corazón, o quizá debería dárselas a Dios por haberle concedido esa clase de espiritualidad que a mi juicio hace que la literatura sea inmortal" (Obra citada, p. 123).
El propio Chesterton nos relata ese encuentro en su Autobiografía (1936): "Había ido a dar una conferencia a Keighley, en los 'moors' de West Riding, y había pernoctado allí con uno de los ciudadanos destacados de aquella pequeña ciudad industrial, el cual había reunido un grupo de amigos [...], entre ellos el cura de la Iglesia Católica, un hombre pequeño con cara agradable y expresión de gnomo. Me llamó la atención el tacto y la gracia que demostraba [...]".
Tiempo más tarde, Chesterton descubrió que aquel buen sacerdote, aparentemente cándido, inocentón e ignaro, en realidad sabía mucho más de las maldades humanas que los más pérfidos hombres de aquella hipócrita sociedad. En comparación con él, dos malhechores eran como dos bebés, en cuanto a su conocimiento del mal.
En la encantadora e ingeniosa historia de "La cruz azul" aparece también el personaje de Hércule Flambeau, el gigantesco ladrón, luego detective y fiel compañero de aventuras de Brown, que es sorprendido por la astucia y la sagacidad del cura católico. También aquí hace su aparición el superdetective oficial, Valentine, igualmente francés, como Flambeau. Los tres personajes pudieran ser vistos (y, de hecho, así lo han advertido algunos críticos) como una alegoría.
¡FELICES NAVIDAD! ¡FELICES PASCUAS, AMIGOS! Y que el próximo año de 2012 os traiga toda clase de bendiciones, en forma de salud, amor, alegría, esperanza y todas las cosas buenas y deseables.
Que Dios os bendiga y Nuestra Señora, la Santísima Virgen, os proteja siempre. Hasta muy pronto, amigos.