Gilda y yo. ojos canela

Publicado el 21 noviembre 2022 por Elvientononosllevo

 CAPÍTULO UNO

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He de reconocer que no fue un amor a primera vista, el flechazo del que muchos hablan no lo sentí. No sabía lo que buscaba y la encontré a ella aunque no la elegí yo. Esa mañana cuando al final me decidí a llevarla a casa cambió mi

vida. En lo más profundo alteró la rutina de los días y sobre todo cambió para siempre mi interpretación del mundo. Había leído libros, artículos y visto programas de televisión sobre el tema intentando comprenderla para hacerla lo más feliz posible, me volví una experta en la teoría pero desde el momento que entró en casa comenzó lo difícil.

Convencer a mi pareja consistió en convertirme en martillo pilón, sin descartar cualquier arma a mi alcance, la manipulación entre ellas. Su negación argumentada se diluía entre las mías por ser yo más persistente y porque en el fondo tenía tantas ganas como yo.Años atrás, Rabí, el gato que aporté a la relación y al que amábamos inmensamente había muerto en nuestros brazos. Él, ya anciano, se marchó con el cariño y el amor que tuvo a lo largo de su vida, pegado, muy pegado a nuestros cuerpos envolviéndolo en un silencioso llanto. Todavía hoy al recordar no puedo contener las lágrimas. Me dio muchos años de felicidad, me regaló una despedida dulce, aunque en ese momento tener su cuerpo sin vida me rompiera el alma con el tiempo lo he agradecido. Cuando ya éramos conscientes de su vejez y de que cada día empeoraba la decisión que todo humano debe tomar con su mascota se acercaba. Evitarle el más mínimo sufrimiento pero que duro es. Lo cierto es que fue él quien nos evitó pasar por ese trance muriendo en su casa, en su cama, a nuestro lado. Precisamente el dolor por esa pérdida era una de las razones de mi pareja y el amor que recibimos y sentimos una de las mías.

Rabi


Esa mañana solo íbamos a dar una vuelta, mi pareja todavía se resistía pero yo sabía que entraríamos solas y saldríamos acompañadas. Y así fue. Si alguien no ha ido nunca a una perrera debe prepararse antes. La angustia, el desconcierto y el dolor de esos animales se respira, a algunos les pueden más los nervios y ladran desesperados, se abalanzan a los barrotes o rascan el cemento hasta desgarrarse las patas, otros, apáticos, sumidos en la tristeza apenas si te miran de reojo o se acercan a olerte con desgana. Su mirada, la de todos ellos es diferente a la de los perros libres y queridos. Lo que más me emocionó fue ver claramente en sus ojos el sufrimiento y es difícil, a no ser que seas un engendro, no empatizar con ellos, no llorar y no sentir vergüenza por pertenecer a la misma especie que los desalmados que lesabandonaron. Ella nos observaba desde la distancia, seria, sin nervios ni ladridos ni lloros. Compartía jaula con una galga que inmediatamente se acercó en busca de cariño y a la que acaricie descubriendo que la pobre estaba llena de pequeñas heridas. No supo el responsable la causa. Vienen algunos en condiciones deplorables, hacemos lo que podemos. Estas dos llevan pocos días aquí, las encontraron perdidas por el monte y ninguna llevaba microchips. Son buenas perras, muy adoptables, dijo, se portarán bien en una casa. Seguía acariciando a la galga pero mi pareja ya había elegido. ¡Me gusta la peluda, mira de una manera!


Y era verdad, sus ojos canela se clavaron entonces en los míos y como si supiera que debía ganar mi interés buscó las caricias que hasta ese momento no había querido. ¿Y las dos?, preguntaba sabiendo la respuesta y es que el momento de la elección es complicado. Adoptarías a todos ellos, te los llevarías a todos paracuidarlos como se merecen, para que con esfuerzo y cariño les sanara el cuerpo pero en especial el alma, demostrarles que no todos los humanos somos iguales, pedirles perdón e intentar recuperar su afecto y respeto. Pero la decisión también debe ser racional, no debemos dejarnos llevar por la pena y ser conscientes de lo que cada perro va a necesitar y lo que nosotros le vamos a poder dar. Hay que elegir a un perro para hacerle feliz a él, no a nosotros. Siúnicamente hemos pensado en nosotros lo más probable es que acaben con el corazón roto en una perrera, muertos en una carretera, apaleados por energúmenos o deprimidos en jaulas de oro como peluches.


Esta perra es muy especial, me dijo, yo también lo creo, le contesté. Y así entro Gilda en nuestras vidas. Una mestiza como pone en su carnet, de abundante y largo pelo negro, con ojos color canela y más lista que el hambre. Lo que sucedió ese día y siguientes lo iré contando en sucesivos post.Tener un perro te cambia la vida y es algo maravilloso.

Dibujo de Griselda




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