Iba a ser bióloga como Ana Obregón, pero se decidió por la actuación. Tras unos papeles en obras de teatro de mierda y películas para televisión en 1992 se presentó a las pruebas de una nueva serie de televisión titulada The X-Files. Lo demás es historia.
Durante la primera temporada se enamoró de uno de los directores artísticos de la serie, con el que se casó en el hoyo nº17 de un campo de golf en una ceremonia oficiada por un sacerdote budista. Solo faltó que este sacerdote hubiese llegado en helicóptero, pero quizá pensaron que sería demasiado circense.
Al poco tiempo de casarse quedó embarazada, lo cual supuso un giro argumental de la serie de lo más absurdo: la abducción de Scully. Actualmente hace películas de poco fuste pero que le dan para pagarse la factura de teléfono.