Hace ya mucho tiempo que fueron desapareciendo aquellas personas que guardaban en su memoria el recuerdo de la presencia viva de Giner, y yo misma me beneficié del trato con alguna de ellas, fuera mi maestra en una pequeña escuela asturiana, Angeleta Ferrer dirigiendo el INEM Infanta Isabel después en Barcelona, o el trato posterior con Rosa Chacel que había conocido de primera mano algunas de las iniciativas promovidas por don Francisco Giner, y singularmente la Institución Libre de Enseñanza.
Además de entender la educación y la formación intelectual vinculada a otras facetas de la actividad humana, atendiendo al desarrollo integral de la persona, quienes postulaba el carácter sintético de la enseñanza y era refractario a la desmembración artificial del conocimiento, una tradición que hace tiempo se ha dinamitado en nuestras escuelas y universidades, donde últimamente nos hacen evaluar competencias.