Y él a mí: Cómo esté mi cuerpoen el mundo arriba, lo ignoro”.Canto XXXIII. El Infierno. Dante
En la Baja Edad Media, un tema dominó sin discusión la literatura europea: La Muerte. Dante ya había descendido y recreaba con su “dolce stil nuovo” (1) una muerte con vida propia a través del Infierno, Purgatorio y Paraíso de la Divina Comedia; Boccaccio la convocaba en el Decamerón; se bailaba la Danza de la Muerte (2) al compás de la Peste Negra y las gentes medievales manifestaban la presencia de este temido “fantasma” a través de las leyendas populares.
Una de estas “leggendas” transmitida “di bocca in bocca” involucra a una gentildonna fiorentina llamada Ginevra degli Almieri y su curiosa historia de amor y muerte.
Hacia el 1396 vivía en Firenze – ciudad que había condenado a Dante al exilio- una ragazza de incomparable belleza, dulce espíritu y noble virtud, a quien los versos de la época homenajeaban: “Di Firenze in una strada amena/ Lì dimorava il bellissimo viso/ Che veramente sembrava una Sirena/ Anzi parea creata da Narciso/Corpo aureo avea e di beltà amena/Sento eh'ell'era bella e costumata/Che degli Dei pareva fosse nata”.
Su padre, el ilustre y acaudalado Bernardo degli Almieri había decidido casar a Ginevra con Francesco Agolanti, rico comerciante y miembro de una antigua familia florentina. El feliz acuerdo de negocios se celebró sin preguntar –por supuesto- la opinión de la novia.
Cuando la hermosa Ginevra se enteró de la noticia, casi muere por primera vez. Hacía mucho tiempo que estaba innamorata de un joven bello y modesto, que correspondía apasionadamente su amor: Antonio Rondinelli. En vano intentó esta Julieta convencer a su padre con llantos y súplicas, su destino estaba sellado y firmado por ley paterna. Y los amantes con el corazón destrozado por la adversidad, se despidieron para siempre.
Ginevra se casó entonces con el maduro Francesco y en las semanas que siguieron a la boda se fue sumiendo más y más en la tristeza y la melancolía. Aislada y con su marido ocupado en los negocios, nadie advirtió el largo ayuno de la joven hasta que fue demasiado tarde. Una mañana la encontraron tirada en la cama, con sus hermosos ojos cerrados y el rostro sereno y sin vida. Su esposo y familia entendieron que la repentina muerte había sido ocasionada por la temible Peste Negra.
El cuerpo de Ginevra, vestido con un primoroso sudario blanco fue depositado en una tabla de madera adornada con flores –de acuerdo a las costumbres de la época- y luego de los funerales, fue enterrado en el sepulcro de los Almieri, en el Cementerio cercano al Campanario di Giotto. Era la noche del primer martes del mes y de repente… Ginevra abrió los ojos y despertó rodeada de esqueletos.
así rehecho como plantas nuevasrenovadas con nueva fronda,puro y dispuesto a subir a las estrellas”
Canto XXXIII .El Purgatorio. Dante
Con más desesperación que horror, la debilitada joven luchó con la pesada losa por donde asomaba un tenue hilo de luz y desgarrando sus manos logró salir de la tumba. Aterrorizada, corriendo y arrastrándose, Ginevra recorrió el camino hasta llegar al palacio de su marido y llamar a la puerta. Francesco, despertado de su sueño abrió una ventana y cuando vio esa mujer vestida de blanco “tan parecida” a su esposa, hizo la señal de la cruz, cerró violentamente y ordenó a sus criados no abrir la puerta. En los límites de su desesperación y fuerzas, Ginevra acudió a la casa de sus padres, quienes tampoco reconocieron a su hija en la pálida y demacrada muchacha y pensando que era una broma de sus enemigos, le cerraron la puerta en la cara. Completamente agotada, se sentó en la Iglesia de San Bartolomé y allí decidió recurrir a la única persona que no necesitaría de los ojos para distinguirla: Antonio.
Así fue, apenas abrió la puerta, Antonio rodeó inmediatamente con sus brazos a Ginevra. No preguntó, no quería saber si esa mujer era o no el fantasma de su amada. ¿qué más daba? Él también estaba muerto en vida desde que ella lo dejara.
Con los cuidados y atención de la familia Rondinelli, Ginevra se recuperó y los amantes volvieron a soñar con una vida juntos. Pero ella no era libre y cuando Francesco se enteró que su esposa estaba viva, corrió indignado a denunciarla ante el tribunal eclesiástico para que volviera a su lado.
El Obispo Vicario au contraire de lo esperado, escrutó el cielo con sus ojos y entendió que nadie debía separar aquello que la Muerte había unido. Imprevistamente dio por terminado el anterior casamiento y bendijo la boda de Ginevra y Antonio…que vivieron felices por siempre.
Dicen que en la noche del primer martes de cada mes, el fantasma de Ginevra degli Almieri camina por la Piazza del Giglio, en Florencia...alentando a los amantes.
1. La expresión toscana proviene de laDivina Comediade Dante, concretamente dePurgatorio, XXIV, v. 57, ("Qual dolce stil nuovo")
2. La Danza de la Muerte se representaba en Semana Santa.
3. Ginebra es un nombre que ha tenido la fortuna literaria. Aparece por primera vez en un romance medieval de Chrétien de Troyes, Lancelot ou Le Chevalier de la charrette. Es la esposa de King Arthur y amante de Sir Lancelot. Ginevra, que era el nombre de una deidad celta, se llamaba Gwenhwyfar originalmente en galés y significa «la que brilla entre los elfos," o "elfo de la luz". Se tradujo en la antigua anglo-normando francés y la lengua en la Guenievre. . Gracias a la popularidad de las novelas de la Mesa Redonda, el nombre se extendió a Italia.
Fuentes:
. La Storia di Ginevra Degli Almieri che fu sepolta viva in Firenze. Agostino Velletti.
Imágenes: Internet