Gioiosa Ionica, el pueblo italiano que recibe a los refugiados.En el sur de Italia hay un pequeño pueblo que recibe a los refugiados con los brazos abiertos. Se llama Gioiosa Ionica y su alcalde, Salvatore Fuda, ideó un sistema que permite reactivar la economía local al tiempo que da trabajo a los inmigrantes y les permite integrarlos a la comunidad. El uso de billetes falsos es uno de los elementos principales del sistema. Aunque falsos, tienen valor en el pueblo, donde se puede pagar con ellos en tiendas y servicios. Hay un billete con la imagen del Che Guevara, que vale 10 euros ($7.100), otro con Hugo Chávez, de 20 euros, y un tercero con Karl Marx, de 50 euros. Al reverso llevan la firma de Giovanni Maiolo, el coordinador de los servicios de refugiados de la ciudad.Gioiosa Ionica se unió al gubernamental Sistema de Protección para Solicitantes de Asilo y Refugiados (SPRAR), mediante el cual recibe un subsidio por los refugiados que alberga. Son 35 euros diarios por cada uno ($25.000). A veces, el gobierno central se demora en entregar el dinero al pueblo, pero eso se resuelve con los billetes falsos. Son papeles que garantizan la liquidez dentro del pueblo, y permiten que el dinero del subsidio, cuando llega, se quede en la localidad. Aal llegar el dinero en efectivo, los servicios de refugiados les pagan a los comerciantes en euros reales. Gracias a esto, los refugiados pueden acceder a bienes y servicios y los comerciantes ganan nuevos clientes, lo que favorece la convivencia. De esta manera, se han creado nuevos empleos, para locales y refugiados, y se han reactivado otros, como los servicios de alojamientos.El alcalde de este pueblo de siete mil habitantes, ubicado en la región de Calabria, explica el beneficio económico: “Un proyecto como el nuestro, con 75 refugiados, nos trae cerca de un millón de euros al año. Ese dinero se le da a la ciudad, no a los migrantes. Si lo comparas con el presupuesto anual de nuestra ciudad, que es de ocho millones de euros, se puede ver que es una gran ayuda económica”. Pero hay muchos más beneficios, como la diversidad. “Los niños de Gioiosa Ionica no tendrán ninguna dificultad si conocen a personas de diferentes colores, culturas o religiones. Habrán aprendido, por ejemplo, que en Afganistán o en India se juega cricket, no fútbol, y habrán visto como se juega”. Me pregunto qué esperan los alcaldes españoles para intentan hacer lo mismo que en ese pueblo italiano.