Hoy desde Academia Cruellas vamos a centrarnos en la figura de Giordano Bruno. Giordano Bruno es el más famoso y celebrado de los filósofos renacentistas de la naturaleza, grupo de filósofos al que pertenecen también Bernardino Telesio y Tomás Campanella. Bruno, filósofo ecléctico, en su obra se aprecia la influencia de elementos tan dispares como el heliocentrismo de Copérnico, el atomismo antiguo de Demócrito, el neoplatonismo y los escritos herméticos. Por lo tanto, el pensamiento de Giordano Bruno constituye una síntesis peculiar de ciencia, filosofía, religión y magia.
La imagen medieval del universo, geocéntrico y finito, se acomodaba armónicamente a la concepción cristiana, teológica, de lo real. Según ésta, el hombre es el único ser racional y libre de la creación, objeto de una especial atención por parte de su creador que no solamente lo crea, sino que además irrumpe en la historia humana, redimiéndolo y elevándolo a un orden sobrenatural. La distancia que separa al Creador de lo creado encuentra una expresión adecuada en la finitud del Universo; la importancia especial del hombre, como criatura suprema, encuentra una expresión igualmente adecuada en el geocentrismo; la Tierra, morada del hombre, se halla en el Centro del Universo.
Cusa abandonó esta imagen medieval del Universo. Bruno, más audaz y radical que Cusa, rechazó esta imagen del Cosmos, relegando al hombre y a la Tierra a un puesto insignificante dentro de él. Aceptando el heliocentrismo, Bruno niega que la Tierra ocupe el Centro del Universo; afirmando la infinitud de éste, Bruno afirma que existen innumerables sistemas solares como el nuestro, que nuestro sol no es sino una estrella más en el Cosmos infinito. Más aún, nada impide que existan vivientes y vivientes racionales en otras partes del Cosmos. Ni el hombre ni la Tierra, su morada, ocupan ningún puesto de privilegio en el Universo.
Bruno tomó el heliocentrismo de Copérnico. Aun cuando Copérnico mismo no aceptaba la infinitud del Universo, el heliocentrismo, favorecía la idea de que el Universo posee unas dimensiones mucho mayores que las supuestas por la teoría geocéntrica. En cuanto a la idea de que existen innumerables sistemas solares, cada uno de ellos con seres vivientes y racionales a la vez, Bruno la tomó seguramente del atomismo antiguo, a través de la obra del epicúreo Lucrecio. La imagen del Universo de Bruno no es, sin embargo, mecanicista como la del atomismo griego. Su modelo de Naturaleza no es mecanicista sino vitalista: el Universo es un ser vivo, animado. El Platonismo y la tradición mágica del Hermetismo influyeron seguramente en este aspecto del pensamiento de Bruno.
La infinitud del Universo, juntamente con su carácter de organismo viviente, llevó a Bruno a identificarlo con Dios. El Neoplatonismo había situado el Alma del Universo, el Alma Universal, como tercera hipóstasis o momento de la escala de lo real. Bruno identifica el Alma Universal con la potencia divina, causa eficiente y formal del Universo: eficiente, en cuanto que es la fuerza generadora de todos los seres; formal, en cuanto que está presente en todos los seres, animándolos, dotándolos de vida. El Universo no es, sino una manifestación o despliegue de Dios. Esta exaltación de la naturaleza es expresada por Bruno a través del Panteismo.
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