Medio mundo está escandalizado por la aparición de dos modelos, en el Festival de Cine de Venecia, literalmente sin bragas, y con dos tacones, oiga. Qué le vamos hacer cuando el libertinaje aplasta el liberalismo y la necesidad de generar ruido a través de la polémica es el pan nuestro de cada día. Mi consejo ante situaciones como estas es disfrutar con el hecho de que, por lo menos -y no es poco-, como diríamos en nuestra jerga, “están bien buenas”. Aunque el gusto sea pésimo y la elegancia un vocablo que ignoraron estas dos atractivas y provocativas, desde luego, modelos.