NUEVA YORK (AP) – Rudy Giuliani, una vez conocido como el “Alcalde de Estados Unidos” y aclamado por ayudar a unir a una ciudad herida después del 11 de septiembre, se ha convertido en el rostro agresivo del enérgico nuevo equipo legal del presidente Donald Trump.
Giuliani, quien está vinculado con el presidente por una marca particular de bravuconería de Nueva York, ha escalado los ataques de Trump contra el Departamento de Justicia, presionó por límites estrictos en la investigación especial de Robert Mueller sobre Rusia y revocó la estrategia legal de la Casa Blanca. Giuliani y Trump cortaron a los altos asesores del ala oeste esta semana mientras discutían planes para combatir lo que ven como una amenaza existencial para la presidencia.
La audaz ofensiva de Giuliani, expuesta en una serie de apariciones de noticias por cable en la que desató cosillas a los oficiales encargados de hacer cumplir la ley con quienes trabajó una vez, subrayó la meticulosidad de su transformación de alcalde republicano moderado de ciudad liberal a héroe conservador feroz.
“La colusión rusa es una noticia falsa”, dijo Giuliani, un ex abogado estadounidense, a Fox News. “Desafortunadamente, se ha convertido en la base de la investigación. Y Mueller nos debe un informe que dice que la colusión de Rusia no significa nada, no sucedió. Eso significa que toda la investigación fue totalmente innecesaria”.
Rudy Giuliani puede haberse sumado a los dolores de cabeza legales del presidente Donald Trump cuando trazó un vínculo entre el pago de $ 130,000 a una estrella porno para mantenerla callada sobre un supuesto amorío y la potencial campaña fallida si su historia se hiciera pública. (3 de mayo)
Giuliani se ha convertido rápidamente en la figura dominante en el reorganizado equipo legal del presidente, ya que Trump almacena su círculo político interior con rostros familiares listos para televisión. Los dos han tenido varias conversaciones privadas en los últimos días en las que Giuliani avivó la ira de Trump con la investigación de Mueller, de acuerdo con dos personas familiarizadas con sus conversaciones que hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizadas para hablar sobre ellas en público. Giuliani advirtió a Trump que no se siente a la espera de una entrevista con Mueller y sugirió que, como mínimo, el presidente pone límites a su nivel de cooperación.
Giuliani le advirtió a Trump que teme que el abogado personal de muchos años del presidente, Michael Cohen, pueda voltearse sobre él. Él ha instado a Trump a cortar las comunicaciones con Cohen, de acuerdo con una persona cercana a Giuliani, pero no autorizada para discutir las conversaciones públicamente. Después de una incursión del FBI en la oficina de Cohen y en su casa, Giuliani también indicó que quería cambiar la discusión sobre el pago de $ 130,000 que Cohen le hizo a la actriz porno Stormy Daniels para comprar su silencio sobre una cita sexual con Trump. Giuliani lo hizo con una entrevista asombrosa con Sean Hannity el miércoles.
Los comentarios de Giuliani, que Trump sabía sobre el pago y lo había reembolsado a Cohen, parecían contradecir las declaraciones pasadas de Trump. Pero argumentó que eliminó el peligro legal sobre una posible violación de las finanzas de campaña, un reclamo que algunos expertos legales han cuestionado. Trump estaba satisfecho con la actuación de Giuliani, de acuerdo con una persona familiarizada con sus puntos de vista, pero no autorizada para hablar públicamente sobre conversaciones privadas.
Más de un par de entrevistas de Fox News, Giuliani también desencadenó una serie de provocativas andanadas. Dijo que Trump había despedido a James Comey el año pasado porque el director del FBI no aclararía públicamente al presidente sobre las irregularidades en la investigación sobre Rusia, una explicación diferente a la ofrecida por la Casa Blanca. Dijo que defendería a la hija del presidente, Ivanka Trump, pero sugirió que su esposo, Jared Kushner, era “desechable”. Y se burló de los agentes que asaltaron la oficina de Cohen como “soldados de asalto”, una acusación que atrajo particular atención porque parecía evocar soldados nazis en el contexto de la fiscalía de Manhattan, que había aprobado las redadas y que Giuliani había dirigido una vez.
“Es un Rudy diferente. Siempre ha sido duro, pero cambió cuando comenzó a tener ambiciones nacionales”, dijo George Arzt, ex secretario de prensa del demócrata Ed Koch, uno de los predecesores de Giuliani como alcalde de la ciudad de Nueva York. “Y después de casarse con Trump, su popularidad en su ciudad natal desapareció por completo”.
Giuliani fue elegido alcalde en 1993 con la promesa de reducir radicalmente la tasa de criminalidad de la ciudad. Ese año, 1.946 personas fueron asesinadas en la ciudad. En 2001, el último año de Giuliani en el cargo, el número se había reducido a 649.
Giuliani fue en gran parte elogiado por la caída en el crimen, pero se mantuvo como una figura polarizadora. Su defensa sin límites del Departamento de Policía de Nueva York, a menudo a expensas de las comunidades minoritarias, recibió fuertes críticas. Una posible carrera del Senado fue abandonada después de un diagnóstico de cáncer. Y después de años de batallas públicas y una separación pública muy desordenada de su segunda esposa, lo que provocó que se mudara de Gracie Mansion, la residencia oficial del alcalde, su número de votos se redujo y muchos neoyorquinos estaban ansiosos por un cambio en el Ayuntamiento.
Pero luego, un día claro de septiembre, apenas unos meses antes de que él dejara el cargo, dos aviones volaron al World Trade Center.
En las horas posteriores a los ataques, Giuliani se convirtió en el rostro del dolor de la nación. Su liderazgo, inspirador y compasivo, durante las siguientes semanas le valió el apodo de “Alcalde de Estados Unidos”.
Pero su relación con la ciudad pronto cambiaría nuevamente.
Giuliani jugó un papel clave en la Convención Nacional Republicana de 2004 que volvió a nominar al presidente George W. Bush, una figura profundamente impopular en Nueva York. Y Giuliani cambió de posición en una serie de cuestiones, incluido el control de armas y el financiamiento público de abortos, durante su fallida carrera presidencial cuatro años después.
Aunque sus perspectivas electorales futuras se desvanecieron, Giuliani permaneció como una niña conservadora, una invitada frecuente en Fox News y un solicitado miembro del circuito de habla política. Conoce a Trump desde hace décadas -su estilo retórico arrojadizo puede a veces reflejar el del presidente- y se convirtió en un sustituto agresivo para el empresario famoso desde los primeros días de su campaña presidencial insurgente.
Se esperaba que Giuliani se uniera al gobierno de Trump, pero se le pasó por alto el cargo de secretario de estado, el puesto que tanto deseaba, y finalmente se quedó sin un puesto en el gabinete.
Pero el presidente se mantuvo en contacto con Giuliani, a veces llamando para pedir consejo, y frecuentemente solicitó la opinión del ex alcalde sobre los avances en la investigación del abogado especial, de acuerdo con tres personas familiarizadas con las conversaciones pero no autorizadas a discutir públicamente las conversaciones privadas.
En las semanas previas a la contratación de Giuliani el mes pasado, Trump se había sentido cada vez más frustrado con la noticia de que no podía contratar a un abogado de renombre para su equipo legal. Pero, según una persona familiarizada con sus conversaciones, más tarde se jactó ante un confidente de que había llegado a un acuerdo que creía que iba a silenciar a esas críticas: estaba contratando al “alcalde de Estados Unidos”.
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