Gizonduz entrevista a Fernando Oregi Altube, de la coordinación del Programa Nahiko

Publicado el 07 julio 2011 por Joaquimmontaner

La gente de Gizonduz nos trae una interesante entrevista con Fernando Oregui, del programa Nahiko.

Mi titular… extraído de sus palabras:

Las cosas han cambiado a nivel de lo que se dice y se oye, del discurso, pero todavía muy poco a nivel de la práctica, de lo sentido y vivido

y esto lo aplicaría… cómo no… a mis queridos compañeros varones… a los hombres… cuanta palabrería tenemos chiquillo… y no hacemos ni el huevo.

Pero a lo que voy… Fernando nos habla del proyecto NAHIKO y nos da algunas importantes pautas sobre coeducación y su enfoque transversal a lo largo de todos los ciclos de la educación Primaria.

Muy interesante esto:

El fracaso escolar se da sobre todo entre los “chicos más chicos”, es decir entre los chicos más tradicionalmente masculinos o masculinos de la forma tradicional.

Con lo que sabemos y hemos aprendido a ver, educar sólo puede ser coeducar.

y sin más… ¡aquí tienes la entrevista completa!


1. ¿Cómo definirías el programa Nahiko?

El programa Nahiko! de Emakunde es un programa coeducativo para la prevención de la violencia contra las mujeres. Es un programa de intervención escolar sistemática, programada para que el profesorado aplique sus materiales y dinámicas durante toda la Educación Primaria, desde primero a sexto, desde los seis a los doce años. De hecho podríamos decir que hay tres programas Nahiko: para primero y segundo, para tercero y cuarto, y para quinto y sexto. Cada uno de ellos es autónomo y completo en sí mismo y, por otro lado, todos ellos continúan y conforman un único recorrido a lo largo de toda la etapa escolar.

Para los centros participantes, es una experiencia de formación-acción-formación en coeducación, una oportunidad de repensar y remodelar su labor educativa y la etapa escolar desde la educación para la igualdad de mujeres y hombres y los derechos humanos, desde la educación en valores, desde la igualdad, el respeto, la no-violencia, el cuidado y los buenos tratos. Es un espacio diferente al habitual con objetivos, temas, dinámicas, materiales, lenguaje, etc. más cercanos a la vida y las relaciones cotidianas desde un punto de vista crítico y a contracorriente del entorno marcado por la socialización de género.  

2. ¿Cuáles han sido los resultados más destacados de Nahiko después de estos años de trabajo?

El programa se inició en el curso escolar 2003-04 y se prevé terminar las experiencias pilotos y los materiales en el curso 2011-12. Esta continuidad durante tantos cursos no es frecuente y es ya en sí misma muy destacable. En el curso 2003-04 participaron seis grupos de tres centros. En este momento hay diez veces más de grupos y centros en la experiencia piloto del primer ciclo (primero y segundo) y gran número de centros trabajando en los otros dos ciclos. Los Berritzegunes participan en los seminarios con el profesorado y acompañan a los centros en su trabajo. Además hay cada vez más interés por el programa desde otros ámbitos educativos como Escuelas de Magisterio, Ayuntamientos… El programa y los materiales se han ido creando desde la experiencia evaluada de los centros participantes. Gracias a ello, Nahiko! ofrece 18 unidades didácticas trimestrales, coherentes y estructuradas, sobre las que cualquier centro puede iniciar el trabajo coeducativo en Primaria.

También son destacables los buenos resultados de la evaluación externa realizada por la UPV y la buena  valoración del profesorado sobre su adecuación a la fase de desarrollo del alumnado de cada edad, el planteamiento metodológico activo y lúdico, los contenidos vivenciales y relacionales cotidianos, el vocabulario propio y el simbolismo adecuado a la edad, y la adaptación al currículo de cada ciclo. Con todo, lo más destacable han sido las experiencias vividas por profesorado, alumnado y familias de los centros participantes en las experiencias piloto. Ha sido un programa que ha propiciado aprendizajes vitales muy significativos a las personas que hemos participado en él.

3. ¿Cómo definirías el estado de salud de la igualdad en las generaciones más jóvenes? ¿Está cambiando realmente la sociedad hacia un modelo realmente más igualitario?

Creo que las cosas han cambiado a nivel de lo que se dice y se oye, del discurso, pero todavía muy poco a nivel de la práctica, de lo sentido y vivido. La asunción de la igualdad formal en las escuelas produce dos efectos contradictorios. Por un lado, su incorporación a los proyectos educativos y a lo que se dice en las aulas, lo que es muy importante. Pero, por otro lado, se extiende la sensación de algo ya conseguido y no se analiza lo que se hace y lo que alumnas y alumnos aprenden con y de sus profesoras y profesores. En cierta forma, se confunde el punto de partida, la enseñanza mixta (el acceso y la presencia equilibrada de chicas y chicos en las aulas) con el punto de llegada, la educación para la igualdad, la autonomía y la ciudadanía plena (la realización del itinerario escolar y la salida de las aulas con las mismas posibilidades, oportunidades, aprendizajes, responsabilidades… tanto por parte de las chicas como de los chicos). 

En consecuencia, salvo excepciones, chicas y chicos se educan en las mismas aulas, con el mismo profesorado y materiales, pero aprenden diferentes y desiguales formas de verse y valorarse, construyen diferentes y desiguales proyectos, desarrollan diferentes y desiguales recursos y formas de enfrentar la vida, y aprenden diferentes y desiguales formas de estar en el mundo, de responder a las expectativas sociales y de relacionarse entre sí. Todo ello de una forma muy cercana todavía a los roles y estereotipos masculino y femenino tradicionales. Esto se refleja muy claramente, por ejemplo, en las opciones académico-profesionales que eligen unas y otros al final de su etapa escolar.

4. Cuando llegan las campañas de Navidad, vemos que tanto en la publicidad como en muchas jugueterías se siguen reproduciendo los roles tradicionales de una forma muy marcada para los niños y las niñas… ¿Cómo lo explicarías?

En los últimos años ha habido incluso un retroceso en este sentido, lo que demuestra que la igualdad no es “cuestión de tiempo” como a menudo se oye, sino de qué hacen los distintos agentes educativos en ese tiempo. Lo que había empezado a cambiar hace unos años mediante la sensibilización de las familias desde las asociaciones, escuelas, instituciones… ha vuelto atrás mediante las estrategias de publicidad y venta de los grandes fabricantes y superficies comerciales. Al hilo de la identificación de sectores de consumo definidos y del envío de mensajes específicos a colectivos determinados, han exacerbado la utilización del “azul” y del “rosa” con todo su contenido tradicional en todas las líneas de productos infantiles: juguetes, ropa, calzado, muebles, complementos (mochilas, bolsas…), higiene, papelería, etc. Los circuitos mayoritarios del mercado están tan inundados de estos productos y de sus valores subyacentes que buscar juguetes u otros utensilios alternativos exige una búsqueda y un esfuerzo extra fuera de los cauces más cómodos y habituales.

5. Por los datos que aparecen en distintos estudios, parece que el fracaso escolar tiene rostro de niño y que las niñas obtiene mejores resultados académicos. ¿Tiene algo que ver en todo esto la socialización de los niños en base a valores sexistas? ¿Qué impacto tendría por tanto el sexismo en los varones?

El fracaso escolar se da sobre todo entre los “chicos más chicos”, es decir entre los chicos más tradicionalmente masculinos o masculinos de la forma tradicional. La razón es que, en ese modelo de “no ser chica” es un valor la negación de todo lo femenino, incluidos todos los aprendizajes, destrezas y habilidades positivas para el éxito escolar (escucha, esfuerzo, constancia, orden, colaboración, empatía…). Además, dicho modelo masculino tradicional incorpora determinados comportamientos negativos para el éxito escolar (pasar, hacer el gamberro, mostrar indeferencia al éxito, no hacer caso al profesorado, no reconocer que se estudia o trabaja, no atender o aparentar que no se atiende…) El resultado es que muchos de estos alumnos “tradicionalmente masculinos” consideran que la escuela es femenina (por el número de profesoras, tipo de materias, trabajos y valores que se evalúan positivamente…) y que fuera de la escuela (el patio, la calle…) o después de la escuela (la formación técnica, profesional o el mundo laboral directamente) está el ámbito que realmente importa, donde creen que se recompensan sus actitudes y destrezas más masculinas y donde ellos esperan demostrar su valía y triunfar económica y socialmente, ocupando el lugar que les corresponde.

6. ¿Están realmente las chicas más concienciadas que los chicos en materia de igualdad?

Creo que la diferencia es que les va más en ello. El desfase entre los datos estadísticos de mejor rendimiento académico y los datos de inserción y promoción laboral son un buen ejemplo. En consecuencia “ven” más fácilmente lo que es injusto y lo que debe cambiar, el sobreesfuerzo que deben realizar, lo que les afecta a ellas personalmente, etc. Los alumnos a menudo no “ven” que haya nada injusto y cuando, tras trabajarlo en clase, lo ven racional e intelectualmente, no sienten que vaya con ellos, no temen que les vaya a afectar, que les vaya a ocurrir a ellos y a condicionar sus vidas. Para los alumnos no es un tema personal, para las alumnas sí.

7. ¿Qué piensas que podrían aportar iniciativas como Gizonduz al trabajo con los niños?

La oportunidad de conocer modelos alternativos a la masculinidad tradicional que les permitan imaginarse a sí mismos de forma positiva hacia sí mismos y hacia el resto de mujeres y hombres, la posibilidad de conocer referentes de proyectos vitales y relacionales de hombres desde el cuidado y los buenos tratos mutuos, y la posibilidad de situarse y actuar socialmente por la igualdad desde el respeto, la autonomía y la colaboración.

8. ¿Cómo ves el futuro, en lo que a la igualdad de mujeres y hombres se refiere?

Creo que es el cambio social más importante de cuantos estamos viviendo y que hay y habrá distintos agentes, resistencias, tendencias, logros, retrocesos, aciertos, errores… Espero que el resultado de todo ello, a medio plazo, nos acerque a la democracia y a la propuesta de convivencia y organización social que es la Declaración Universal de Derechos Humanos y nos sea inaceptable la desigualdad. Y, a largo plazo, espero que la igualdad cambie tanto la organización y el paradigma social, familiar, laboral… que la desigual realidad actual de mujeres y hombres parezca impensable e inconcebible y quede fuera del imaginario colectivo.

9.  ¿Cuáles serían los retos para trabajar con niños y niñas a favor de la igualdad?

Partir de lo que las alumnas y los alumnos aprenden realmente en nuestras escuelas, analizar si es lo mismo o no y ver sus consecuencias para unas y otros, valorar estos resultados desde las leyes y proyectos educativos en curso e intervenir en consecuencia, sistemática y estructuradamente. Pasar de la escuela mixta a la escuela coeducativa y coeducadora. No renunciar a la voluntad y a la intención de educar alumnas y alumnos. Con lo que sabemos y hemos aprendido a ver, educar sólo puede ser coeducar.

10. Alguna anécdota que te gustaría compartir…

Las alumnas dicen que “los chicos se pasan” (con ellas, “y ni se dan cuenta”). Los alumnos dicen que “las chicas pasan” (de ellos, “era una broma”). Si no hacemos muchas cosas nuevas en muchos ámbitos educativos diferentes, si seguimos haciendo lo mismo y educando de la misma manera, el 50% de la población “se pasará” con la otra mitad y éste 50% de la población “pasará” de la otra mitad.