En ésta imagen del genial astrofotógrafo Rolf Olsen, contra los campos de estrellas en expansión y las nubes oscuras de la constelación de Puppis Sur, se pueden observar algunas estructuras fantasmales y brillantes conocidas como glóbulos cometarios. Estos glóbulos deben su existencia a las complejas interacciones entre el gas y el polvo, además de la radiación ultravioleta intensa de las jóvenes estrellas de tipo O en su vecindario. Y posiblemente también a las explosiones supernova en el pasado distante. Laa ondas de choque y la presión de la radiación han interactuado con las densas fluctuaciones en el medio interestelar, y ha causado la formación de condensaciones llamadas Glóbulos de Bok. La radiación también ioniza el gas hidrógeno en la zona, visible como el débil resplandor rosado, mientras que poco a poco, erosionan los glóbulos condensados y soplan sus contenidos hacia las largas colas, similares a la de un cometa.
Las observaciones de radio desde el observatorio de ESO en La Silla, Chile, han demostrado que el gas en los glóbulos tiene una temperatura de entre 5.000 y 14.000 grados Kelvin. Dentro de los densos glóbulos nuevas estrellas están naciendo y al menos una de ellas es visible como un brillo de color naranja brillante en la parte superior derecha del glóbulo CG 30. Se trata de un objeto Herbig-Haro (HH120), que el resultado de los chorros de plasma expulsados de proto-estrellas jóvenes que chocan con el gas y el polvo circundantes y causan la brillante emisión. Estas estructuras delicadas con un ancho de 1 año luz, son de relativa corta vida, y en última instancia sucumben a la emergente presión de la radiación de las mismas estrellas que nacen en su interior. Dentro de unos cientos de miles años, un espléndido grupo de estrellas jóvenes y brillantes va a surgir y sustituirán a éstos glóbulos. Detalles técnicos
Fotografía OriginalCrédito: Rolf Olsen