Glowing Plant el proyecto que busca sustituir a las farolas de las calles por árboles bioluminiscentes

Publicado el 16 febrero 2016 por Ángel Leonardo Torres @AngelToOficial
Un grupo de científicos buscan reemplazar la iluminación eléctrica por un sistema basado en la ingeniería genética y la biotecnología.
Una ciudad sin farolas es impensable, aunque lo que seguramente no imaginabas es que en lugar de los clásicos postes metálicos con bombillas, las calles podrían acabar iluminadas por … árboles.
La comunidad científica se acerca cada vez más hacia la bioluminiscencia, recurso evolutivo presente en bacterias, hongos, protistas unicelulares, celentéreos, gusanos, moluscos, cefalópodos, crustáceos, insectos, equinodermos y peces. El principal atractivo de este fenómeno es la capacidad de producir luz sin gasto de calor, el cual se entiende a menudo como una pérdida innecesaria de energía
En 2010, investigadores de la universidad Stony Brook modificaron genéticamente una planta de tabaco al transplantarle algunos genes de una bacteria marina productora de luciferina.
Antony Evans es un bioingeniero y empresario de San Francisco que actualmente es fundador y CEO de Glowing Plant, un proyecto financiado colectivamente para concebir plantas domésticas bioluminiscentes que sirvan de iluminación ambiental.
Porque Evans compara la generación de nuevos organismos a través de la mutación genética con la evolución de las Apps en los smartphones para desarrollar la inteligencia de los teléfonos. Es decir, que delante de nosotros se abre un extenso campo lleno de posibilidades

Yo veo a los organismos como aplicaciones. Creo que estamos entrando en una era en la que empieza a ser posible diseñar un organismo biológico tan fácilmente como ha sido crear aplicaciones para los móviles. La secuenciación del ADN es nuestra habilidad para leer los genes del medio ambiente (que nos rodea) y la sintetización del ADN es nuestra habilidad para escribir nuevas secuencias de ADN, así que si juntamos estas dos tecnologías no sólo podemos leer nuevas e innovadoras funciones directamente del medio ambiente sino que también podemos encontrar nuevas maneras de usar esos genes y escribirlos dentro de nuevas secuencias de ADN para crear nuevas aplicaciones. 
Lo novedoso de este proyecto que lidera Antony Evans, es que diseñan las secuencias de ADN en un ordenador con un software especial, y después lo imprimen para inyectarlo con una pistola de genes que está a la venta para cualquier persona. 
Además, como tienen un código abierto de ADN, puedes hacer tus propias modificaciones. Evans y sus socios afirman que su proyecto es la solución a un mundo que consume energía eléctrica desmedidamente y que tiene como consecuencia el cambio climático.
Evans confía en que sus plantas podrán, en pocos años, servir para iluminar las calles de las ciudades, es decir sustituir las actuales farolas de las calles de las ciudades por plantas o árboles bioluminiscentes. O cualquier otra cosa.
Glowing Plant Project

En un mundo cada vez más preocupado por la sostenibilidad, Evans está invirtiendo toda su energía en el Glowing Plant Project, un proyecto que ha conseguido convertir ya una planta en bioluminiscente. 
A pesar de que en películas como Avatar hayamos visto plantas bioluminiscentes, en la Tierra no existe ninguna especie vegetal con esta capacidad de producir luz sin gasto de calor. La biotecnología y el diseño industrial tampoco han sido capaces de crear, hasta el momento, aplicaciones con viabilidad comercial que combinen organismos vivos bioluminiscentes. Hasta la llegada de Glowing Plant Project. 
El procedimiento descrito por Evans consiste en usar un gen de una bacteria capaz de producir luminiscencia (Vibrio fischeri), e integrarlo en la Arabidopsis thaliana (una planta ampliamente utilizada en experimentación genética porque ya se ha obtenido su genoma completo). A continuación se editan las cadenas de ADN y, finalmente, por medio de otra bacteria que funciona como vehículo, se inocula el nuevo código en la planta.

Glowing Plant también es el primer proyecto de ingeniería genética que llega a Kickstarter. El éxito de la campaña fue apabullante, obteniendo casi medio millón de dólares.

Sus posibilidades futuras son inimaginables, tal y como explica Juan Martínez-Barea en su libro El mundo que viene:
El objetivo final del proyecto es crear una nueva generación de plantas y árboles capaces de emitir luz en la oscuridad, que podrían sustituir a las farolas que iluminan las calles de nuestras ciudades, reduciendo enormemente la factura energética de los ayuntamientos.

Según las bases del proyecto, todos aquellos que participen que aporten 40 dólares o más recibirán semillas para cultivar una de estas plantas en casa. Una vez que tengamos la planta, es sólo una cuestión de criar descendencia suficiente para cultivar las semillas.  

El futuro


Según palabras del propio Evans:
La biología es la vida. Nosotros somos biología, nuestra comida, nuestros medicamentos, nuestras fuentes de energía. Todos vienen de estos principios y ahora nosotros somos capaces de programarlos directamente y manipularlos y eso es un cambio profundo que yo creo que va a ser una de las cosas más excitantes que van a pasar en la tecnología en los próximos 20 o 30 años.
Así pues, el futuro de la biotecnología se nos antoja inarbarcable.
Todos ellos son los primeros signos de una futura generación de nanomáquinas concebidas para funciones específicas, que incluso recorrerán nuestro cuerpo para mejorar las funciones naturales del organismo.
Tal y como señala Evans, cualquier intento de imaginar ese futuro seguramente se quedará corto:
Para usar una especie de analogía, a finales de los '80, Bill Gates dijo "Quiero poner un ordenador en cada casa y en cada oficina" y a día de hoy tenemos docenas de microprocesadores. Así que imagínate lo mismo aplicado en los próximos 20 o 30 años... vamos a tener la misma cantidad de aplicaciones biológicas, como microprocesadores tenemos hoy en día en nuestras casas y oficinas y, sinceramente, en nuestros cuerpos, en nosotros mismos y estas cosas nos permitirán crear un medio ambiente mucho más ecológico, sostenible y limpio... y yo estoy entusiasmado de poder formar parte de ese viaje.
Éste es el incomensurable poder de la biotecnología, que aplicada a la bioluminiscencia con la que Antony Evans nos promete iluminar el mundo, reportaría a la humanidad tal cantidad de beneficios que no es exagerado comparar este hallazgo biotecnológico con refulgir de la antorcha de Prometeo.
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