Leo en la revista Expansión que ahora ha detenido y hecho pasar vergüenzas a un grupo de carniceros que no respetaron el precio oficial de sus productos. Estoy de acuerdo que haya cárcel para quien robe y no respeta precios oficiales, pero lo oficial en esos precios se debe de limitar a productos que produce el estado o a los servicios que brinda a la población, no enfocar baterías a controlar lo que vende un comerciante privado, en una economía libre las personas tiene opciones de ir a comprar donde más les convenga, no es labor de un presidente mandar detener al que en pleno uso de sus libertades tase la carne, las naranjas o los jitomates al precio que considere adecuado, y es el cliente quien decide comprar allí o en otro lugar. Esto se llama libertad y está demostrado a lo largo de la historia que es el régimen donde se pude vivir mejor.
Pero claro, en un país en plena picada económica como lo es Venezuela, donde no puede controlar la inflación porque no se tiene la capacidad de normar la economía con medidas sanas, es más fácil para su presidente amedrentar a los comerciantes que establecer medidas de fondo que frenen el incremento de los costos de los productos que posteriormente habrán de vender los carniceros o cualquier otro comerciante.
Si el presidente no puede a través del manejo correcto del país frenar el incremento en los costos de las materias primas, ¿como es que le parece justo tratar de congelar los precios de venta?
Que tristeza ver a una Venezuela en manos de un inútil, o mejor dicho de un payaso de escoria.