Durante más de dos décadas Hermann Tertsch fue uno de los grandes corresponsales españoles en Centroeuropa. Brillante, bien informado, describía con precisión de cirujano la caída del mundo comunista.
Hace once años, cuando eligieron secretario general del PSOE a José Luís Rodríguez Zapatero, Tertsch, que hereda el cosmopolitismo de su padre, austríaco huido de Hitler, y la fuerza de su madre vasca, advirtió que el nuevo líder de la izquierda española era inculto, incompetente, incapaz de mantener abierta sin arruinarla una pequeña tienda.
Tertsch observó que Z., de 40 años entonces, presentaba ideas primitivas, ingenuas, de asamblea de Colegio Mayor. Era el típico Adán de los países no alineados y del tercer mundo, nada que ver con el arquitecto equilibrado que necesita una gran democracia.
Comenzó a ganarse enemigos en su periódico, “El País”, por entonces el faro del sistema, subyugados unos por el optimismo patológico de Zapatero, y otros, porque aspiraban a los favores económicos o cargos políticos que el PSOE le daba sistemáticamente a la gente de ese diario.
Lo arrinconaron. Tertsch fue haciéndose incómodo porque desgranaba en sus columnas la ignorancia del zapaterismo, contrastándola con el saber de otros líderes, lo que dejaba a Z. en ridículo.
Finalmente, lo echaron, a la vez que trataban de desacreditarlo insultándolo para acallar una de sus denuncias: que Zapatero y los suyos, se autoprotegían rodeándose de la gente peor preparada como una secta que detesta la meritocracia y el conocimiento.
Una secta ruinosa en lo moral, intelectual, político, cultural y económico, como se comprueba ahora. Gente peligrosa por relativista y oportunista, dice en un libro imprescindible para analizar España según este cosmopolita conocedor profundo del mundo que nos rodea. Con título desgarrado, rompedor: “Libelo contra la secta” (La Esfera de los Libros).
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Claro. SALAS había analizado ya algunas características de este culto sectario que requiere iluminados,
Que engaña:
La mejor característica de nuestros gobernantes, llegados al poder tras las manifestaciones masivas, es su elevada formación humanística:
Tienen por bandera a nuestra adorada ministra, cuya fotografía reproducimos insistentemente porque representa el espíritu que debemos imitar para ingresar en esta secta tan cultivada: