Gobernando Zapatero, 03-11-2006/ De cómo Don Fidel cayó malo

Publicado el 03 noviembre 2014 por Cronicasbarbaras
...03-11-2006... “De cómo Don Quijote cayó malo, y del testamento que hizo y su muerte” es el último capítulo del libro con el que Cervantes intuyó la vida de un loco llamado Fidel Castro. Quien haya visto en televisión el aspecto de Fidel desde el verano, cuando se supo que estaba enfermo, habrá identificado fácilmente al Caballero de la Triste Figura. Rostro y barba afilados, mirada febril y visionaria, torpeza de movimientos, delgadez extrema de un hombre alto, voz trémula y declinante que promete grandes gestas por venir: en este último momento de sus 80 años de vida, lleva sobre sí la imagen patética del hidalgo manchego. Más real que los grabados de Gustavo Doré y que los actores cinematográficos que lo interpretaron, como Robert Shaw, el gran ruso Nikolai Tcherkassov o Fernando Rey. Leyendo el Quijote y analizando a Castro se descubren dos vidas paralelas, separadas únicamente por cuatro siglos. Porque, qué fue la vida de Fidel sino una lucha constante contra molinos que creía gigantes o, todo es posible en literatura, contra verdaderos gigantes que tomó por molinos. Hasta en El Quijote había una ínsula, Barataria, la Cuba que gobernará Raúl-Sancho, el Castro Panza. Y la joven y hermosa princesa Dulcinea del Toboso es la imagen de la ansiada revolución socialista, aquella dama por la que luchaba nuestro Alonso Quijano contra un mundo inicuo de malandrines y malos caballeros. En realidad, Dulcinea era fea, cuarentona, picada de viruelas, hija de labradores y se llamaba Aldonza, nombre que en época de Cervantes era motivo de chistes crueles. Y ya había muerto cuando Quijano fue a verla al Toboso. Como el amado socialismo soviético, malcarado y putrefacto. Don Alonso Fidel Quijano Castro: ¡que recobre el sentido en su lecho de muerte, reconozca su locura y que teste libertad!

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