Últimamente estoy en racha, y no hago más que encontrarme muy gratas sorpresas gastronómicas; y Gobolem Las Rozas ha sido probablemente la principal de estas Navidades. De mi época de estudiante de empresariales en el CEU recordaba Gobolem en Julián Romea y en San Francisco de Sales como asadores correctos, pero sin más. Por eso cuando me hablaron de Gobolem Las Rozas reconozco que me dio un poco de pereza irme hasta allí convencido que me encontraría un restaurante más, sin tampoco mucho interés. Pero ay amigos, ¡qué equivocado estaba! En un chalecito muy cerca de la carretera de la Coruña desde hace años se desarrolla una cocina de calidad, tradicional pero que ha sabido adaptarse a los tiempos actuales, y con un servicio impecable. El local cuenta con un acogedor comedor interior, que antaño era la zona de no fumadores, y una terraza cubierta que invadían los fumadores. Abajo, un agradabilísimo jardín, y una bodega cerrada con una mesa con capacidad hasta 22 personas.
Nos pusimos en manos del propietario, que con maestría dirige la sala. El festín empezó con unas tiernas alubias rojas, nada grasientas, que se deshacían en la boca. Seguimos con una tosta crujiente de foie con jamón ibérico y bañada en oporto, con un toque de manzana. Muy logrado el contraste de sabores (dulce/salado) y texturas (crujiente/meloso). Habitualmente el foie lo sirven bien en terrina con manzana caramelizada, bien en ensalada con jamón ibérico y pasas. Muy interesante también el pulpito frito con espuma de patatas y mojo rojo. El mojo le aporta más entidad al plato, con un pulpo que al estar frito tiene más consistencia y mucho menos “fecto chicle” del que habitualmente produce pulpo comido fuera de Galicia.
Como la cosa iba de probar la mayor cantidad de platos posibles, y cada cual nos gustaba más que el anterior, la fiesta continuó con unas alcachofitas confitadas acompañadas de albóndigas de ibéricos estofadas con setas. Aunque es un plato atrevido y debo decir que muy resultón, tuvimos mala suerte y por ponerle un pequeño pero a la comida, las alcachofas tenían un poquito de tierra. Una pena porque estaban soberbias. El pequeño fallo enseguida quedó olvidado con un increíble risotto de rabo de toro. Cremoso, suave, con la untuosidad obtenida con un punto perfecto de parmesano, y toda la fuerza y el sabor de un rabo de toro estofado que estaba tierno tierno. Un plato ganador sin duda.
Si los entrantes habían demostrado estar a un grandísimo nivel, no lo fueron menos los platos principales. Probamos un pescado y una carne. Empezamos con un bacalao confitado en aceite de oliva, al gratén de ali-oli con miel de romero. Reconozco no ser muy fan del bacalao, pero éste lo volvería a pedir con asiduidad. El choque entre el alioli y la miel de romero ensalzaban el bacalao que salía como gran triunfador de esa particular batalla. Nunca antes había probado un bacalao tan diferente y tan bien resuelto. Para terminar, tomamos un exquisito solomillo de buey a la parrilla con una ligera salsa de trufa. Muy buena pieza de carne.
Cuando creíamos que la fiesta había tocado a su fin, llegó con el postre lo mejor. Una vistosa esfera de chocolate con frutos rojos y crema helada de philadelphia, a la que añaden en la mesa una salsa de chocolate caliente. Postre bonito, vistoso, espectacular, y que sabe aún mejor. Cada vez soy menos de dulces y más de salado, pero con este postre creo que esa tendencia podría invertirla. Sin duda, el postre ganador de cuantos he probado en el ya extinto 2010.
Espero haber sido capaz de transmitir con suficiente detalle la gratísima sorpresa que nos encontramos con este soberbio restaurante. Sin duda, uno de los grandes de Madrid, y sin embargo algo desconocido para los que no somos habituales de la zona. Cocina con mucho detalle y técnica exquisita y depurada; servicio de sala amable e intachable; ambiente agradable y acogedor, que se torna casi idílico en verano en su jardín exterior; y una bodega completísima no sólo en lo referente a vinos sino también en espirituosos. No puedo dejar de mencionar una de las mejores cartas de ginebras que hemos visto últimamente. En definitiva, una dirección a tener muy en cuenta, de visita obligada. Uno de esos sitios para disfrutar mucho, y a precios muy razonables. Incluso ofrecen un amplísimo menú degustación a tan sólo € 39 (IVA incluido, como todos los precios de su carta)!!!. Os lo recomiendo sin ninguna duda.
Datos prácticos:Gobolem Las Rozasc/ Cornisa 18Las Rozas, MadridTel.: 916 340 544 Precio medio: € 45
Accesible silla de ruedasCerrado domingos noche