Comenzamos octubre con la triste noticia del fallecimiento de Carlos Ezquerra, maño de nacimiento pero –esas cosas que tiene la industria [1] conocido por su impagable contribución al cómic del Reino Unido. Esta serie, que presentamos como humilde homenaje al creador gráfico del Juez Dredd, nace con la pretensión de subsanar el imperdonable descuido a que hemos sometido a los cómic británicos -con la salvedad de los posts dedicados a Barry Windsor-Smith o Neil Gaiman-, lo que nos parece necesario y más que oportuno en estos tiempos revueltos de Brexit.
Si bien la carrera de muchos autores ingleses nos es conocida desde que dieron el salto al otro lado del charco, en las islas encontramos revistas irremplazables como Eagle, cuya calidad ha supeditado desde su nacimiento a un segundo plano todo criterio económico, o el auténtico criadero de genios 2000 A.D. Y no olvidemos que, a fin de cuentas, fueron los ingleses quienes descubrieron a los dinosaurios… Así que la respuesta es obvia: Sí, hay cómics británicos de dinosaurios, ¡y menudos cómics!
El cómic fue potenciado en las islas desde su origen por el editor Alfred Harmsworth, propietario del Daily Mail y el Daily Mirror, que aguantó el empuje de USA con viñetas locales en sus revistas de humor Comic cuts (1890), Ilustrated Chips [2] (1890) o The boy’s friend (1895), a la que pertenece esta sugerente imagen de 1915.
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[1] En 1955-75, más del 40% del cómic español se realizó a través de agencias para su distribución en el extranjero. Mientras Toutain “colocó” a sus artistas en la norteamericana Warren (Creepy, Eerie, Vampirella), en Europa son celebridades autores como Cabrero Arnal (Pif), Tomás Marco (Kalar), Enrique Badía (Modesty Blaise), Enric Sió (Aghardi), Mora/De la Fuente (Sunday) o Julio Ribera (El vagabundo de los limbos), por poner sólo unos pocos ejemplos.[2] Cuna del famoso Mr.Chips y de los vagabundos Weary Waddles & Tired Timmy (1896, Tom Browne), primer cómic moderno británico.[3] No debe confundírsele con Walter R.Booth, pionero de los dibujos animados (sobre pizarra) británicos, autor de The hand of the artist (1906), The sorcerer’s scissors (1907) o… The prehistoric man (1908), en la que el artista dibuja un troglodita que cobra vida propia, causando el caos; como solución, al bueno de Booth se le ocurre dibujar un dinosaurio que liquide el problema.[4] En España, su serie se llamó A través del mundo en la revista PBT y En busca de aventuras en La risa infantil.