Godafoss – La Cascada de los Dioses

Por Carlos Nobrega

Un nuevo día comienza en Islandia y nos hemos levantado temprano para visitar la preciosa cascada de Godafoss, la Cascada de los Dioses.

Según cuenta la historia, al lagman Þorgeir se le encomendó la tarea trascendental de decidir si el pueblo islandés adoptaba la fe cristiana. Lagman es un cargo que viene a ser algo así como “hombre de leyes” que eran los que tomaban las grandes decisiones en muchos países nórdicos, algo así como el Consejo de Sabios, supongo.

Bueno, retomando lo que os comentaba, su decisión fue que los islandeses adoptaran la fe cristiana y cuando se hizo de manera formal se dice que fue a su casa y arrojó a la cascada sus estatuas de dioses paganos. El nombre de la Cascada Godafoss proviene de este suceso y perdura hasta nuestros días.

La cascada tiene unos 12 metros de altura y unos 30 de largo. Es un precioso salto de agua partido en su centro por una roca de la que cae un chorro por su parte central que le da un aire místico. Pertenece al río Skjálfandafljót, que con sus 180 Km. es el cuarto más largo del país.

La lava por la que discurre el agua de la cascada fluyó en la antigüedad a través del Valle Bardardalur originándose en algún punto del borde del Glaciar Vatnajökull. Esta colada de lava es casi tan larga como el propio río Skjálfandafljót.

Ahora que ya sabemos un poquito de historia de Godafoss os cuento desde el punto de vista viajero nuestra experiencia. Hay que decir una cosa sobre las carreteras en Islandia y es que están perfectamente señalizadas y no supone ningún problema llegar hasta aquí, de hecho, desde la lejanía ya se podía ver la nube de agua pulverizada que el viento levantaba de la cascada.

Tiene un aparcamiento de tierra con unos carteles en varios idiomas que nos explican la historia de la Cascada, todo muy limpio y cuidado. Esta es la primera imagen que tenemos de Godafoss nada más bajar del coche… ( ¡¡ Espectacular !!).

Hay un camino para poder llegar hasta el borde de la cascada muy cómodo de andar, por lo menos hasta estar muy cerca donde se acaba y hay que saltar con cuidado por las piedras de lava porque resbalan un poco por estar llenas de musgo, pero es bastante asequible para todo el mundo.

Justo en el borde hay un saliente de piedra donde todos se suben ya que es el mejor lugar desde donde se puede contemplar a Godafoss de cerca, tanto que te hace sentir pequeño. Cuidado que da un poco de vértigo por la altura y el ruido del agua cayendo. Yo aproveché y me adelanté un poco y me subí al saliente y os puedo asegurar que es una sensación espectacular.

Se ve claramente en la foto que impone bastante su tamaño.

Las vistas desde aquí arriba son estas pero las fotos no le hacen justicia, es mucho mejor.

El saliente del que os hablo es justo el que esta detrás mío en la foto,

Lo bueno del norte de Islandia es que no hay tantos turistas por lo que visitar todas estas maravillas suele ser bastante tranquilo, sin aglomeraciones de gente y eso hace que se puedan disfrutar más todavía.

Bueno chicos, seguimos el camino que tenemos marcado para hoy, nos despedimos de Godafoss llenos de emoción de haber podido disfrutar de este regalo que nos ofrece Islandia.

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