Voy a ser sincero, no soy precisamente un gran conocedor sobre Godzilla y su historia fílmica. Si se dé su importancia para los japoneses y demás gente en otros lados pero, como soy más consumidor de la “chatarra” norteamericana, pues nunca me llamo ver muchas de sus películas, principalmente porque muchas de ellas, y de acuerdo a como las comentan, se oían pésimas.
La única película completa que he visto de Godzilla, para acabarla, fue la mediocridad hecha por Roland Emmerich en 1998, aunque la vi muchos años después de su estreno en cines ya que tampoco me llamaba la atención. Uno no tiene que ser un conocedor sobre el monstruo japonés para darse que cuenta que Emmerich simplemente hizo una entrega terrible, con personajes estereotipados a mas no poder, secuencias de acción aburridas, huecos de guion terribles y un Godzilla, francamente, pésimo en cuanto a diseño.
Originalmente se planeaba hacer de esta película la primera de una trilogía (la escena final deja en claro las intenciones), pero el fracaso en taquilla y el repudio de críticos y público en general terminaron por cancelar estos planes; y así Godzilla, al menos en Hollywood, estuvo congelado en planes, sin que se concretara algún proyecto futuro.
Este año, el legendario monstruo vuelve en una nueva oportunidad en el cine Hollywoodense, esta vez con la dirección de Gareth Edwards, y con un elenco bastante decente, encabezados por Aaron Taylor Johnson.
El primer punto a favor de la película son los efectos con los que crearon tanto a Godzilla como a los MUTOS, simplemente lucen fantásticos; este Godzilla es simplemente imponente por donde se le vea, dejando aún más en ridículo el diseño que recibió en el 98. Y los MUTOS ni se diga, se nota la imaginación al momento de diseñar a estas criaturas.
Otro aspecto que me gusto de la película son los personajes; en la anterior película eran unos simples estereotipos que fácilmente odiabas o no soportabas simplemente; aquí se han encargado de hacer a estos personajes, que hacen cosas para cumplir algún objetivo o misión, sientes que tienen un propósito que cumplir en la película, no nada más decir frases típicas de sus personajes.
Además, poseen un buen casting, siendo Ken Watanabe quien se lleva mi atención por completo: uno ve que su personaje oculta cosas pero lo hace por el bien de la humanidad, y eso no significa que no le moleste hacerlo.
Pero esto no salva a la película de un par de problemas: número uno, por darle personalidad y una buena historia a los personajes, se termina sacrificando un poco de Godzilla, lo que frustra un tanto dado que uno le gustaría ver muchas de sus peleas con estos monstruos.
El otro detalle es el drama familiar que encubre a los personajes principales; en un principio te importa por la gran interpretación de Bryan Cranston (muy popular últimamente por su actuación en Breaking Bad, pero para mí siempre será Hal), pero cuando nos vamos al punto de vista de Aaron Taylor, la cosa se pone un tanto fastidiosa, que no nos pudieron dar mejor otra pelea de monstruos.
Al final, Godzilla se erige como una muy buena película, digna de verse y con verdadero potencial para realizar una franquicia. Corrigiendo un poco los fallos mencionados, la secuela (yo digo que si tendremos una o incluso dos) podría ser mucho mejor.